El comandante jefe de la Unidad de la Guardia Civil en el aeropuerto, Pedro Pizarro, explicó ayer en rueda de prensa que los detenidos, de los que seis ya están en prisión, recogían la droga oculta en los lavabos o en maletas a nombre de la tripulación y la sacaban aprovechando sus trabajos en puestos estratégicos, como la limpieza de aviones, la carga y descarga y la asistencia al pasaje.
La droga llegaba siempre de vuelos procedentes de América, especialmente Colombia, donde los contactos de la red escondían la cocaína en los lavabos o la facturaban en una bodega especial a nombre de los miembros de la tripulación, sin que éstos lo supieran, y luego comunicaban por correo electrónico a la red barcelonesa dónde la habían ocultado.
La Guardia Civil descubrió la existencia de esta red, la mayor desarticulada hasta ahora en el aeropuerto de Barcelona, cuando sus integrantes intentaron comprar a un agente del servicio aduanero del instituto armado, al que ofrecieron alrededor de 10.000 euros por cada kilo de cocaína que pudieran entrar gracias a su colaboración.
Tras diez meses de investigación, los agentes lograron detener a trece personas –cuatro españoles, seis colombianos, un mexicano, un chileno y un peruano– e intervenir en cinco registros domiciliarios 7 kilos de cocaína, 12.000 euros en efectivo, una pistola detonadora y joyas valorados en 85.000 euros que obtenían de varios clientes como pagaré por la cocaína.
Según Pizarro, eran trabajadores del aeropuerto de Bogotá los que daban el primer paso, ocultando la droga en los aviones y luego lo comunicaban a sus compañeros de Barcelona.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es