Al menos diez reclusos han muerto en la explosión ocurrida anoche en la penitenciaría de Parañaque, una barriada de Manila, en lo que las autoridades investigan hoy como un posible intento de evasión.
Dos de las víctimas mortales son de nacionalidad china y los demás filipinos, según la emisora Super Radyo dzBB.
El jefe de la Policía de Parañaque, Jose Carumba, explicó en declaraciones al diario local "Inquirer" que la detonación sucedió cuando un grupo de presos esperaba en una habitación para hablar con el alcaide.
Ocho presidiarios murieron en el lugar de los hechos, mientras que los otros dos, ambos chinos, fueron declarados muertos cuando llegaron al Ospital ng Parañaque.
Según Caruma, uno de los penados cumplía condena por homicidio, otro por robo y los demás por delitos relacionados con las drogas.
La Policía de Manila ha detenido a 26.720 traficantes y drogadictos desde julio, dentro de la campaña nacional lanzada por el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, para vencer al crimen y las drogas en los primeros seis meses de su mandato.
La iniciativa ha recibido numerosas críticas por parte de organizaciones como la ONU, tanto por la elevada cifra de muertos, más de 800 desde las elecciones presidenciales del 9 de mayo, como por lo que consideran violaciones de derechos y libertades fundamentales.
Duterte, de 71 años y quien juró el cargo el 30 de junio, ha respondido a las críticas con que "le da igual" la cantidad de muertos porque se trata de una medida necesaria.
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