El presidente francés, François Hollande, prometió hoy a las familias de las víctimas de los atentados del 13 de noviembre (13-N) que "Francia hará todo lo posible para destruir al ejército de fanáticos que cometió esos crímenes", durante el homenaje solemne de la nación.
"Francia no cambiará. Si necesitamos un motivo para seguir en pie, para luchar por nuestros principios, para defender los valores de nuestra República, lo encontraremos en su recuerdo", afirmó Hollande en un discurso sobrio ante unas 2.000 personas en el palacio de los Inválidos, entre ellas los familiares de la mayor parte de las 130 víctimas mortales de los atentados.
Atacada "cobardemente" en "un acto de guerra organizado lejos y ejecutado con frialdad (...) en nombre de una causa enloquecida y de un dios traicionado", Francia "no buscará la venganza ni el rechazo del otro", aseguró el presidente, visiblemente emocionado.
Sin nombrar en ningún momento al Estado Islámico (EI), el presidente francés identificó al "enemigo" como "el fanatismo que quiere someter al hombre a un orden inhumano, al oscurantismo".
"Les venceremos todos juntos, con nuestras fuerzas, nuestras armas, que son las instituciones, el derecho", aseguró Hollande.
"Quienes murieron el 13 de noviembre encarnaban nuestros valores y les debemos hacer vivir esos valores. No cederemos al miedo ni al odio. Si nos invade la cólera la canalizaremos en defensa de la libertad y de hacer de Francia un país orgulloso de su pasado, de su manera de vivir, de su destino", aseguró.
El presidente aseguró que los franceses seguirán "viviendo sus vidas, saliendo a las terrazas, acudiendo a conciertos y a los estadios de fútbol", escenarios de los atentados del 13-N.
Hollande se refirió a la juventud golpeada por los atentados, puesto que el 60 % de las víctimas tenía menos de 35 años, la edad media de todos ellos.
Bautizada como "generación Bataclan", por el nombre de la sala de fiestas que se convirtió en el principal escenario de los crímenes del 13-N, Hollande les mostró su confianza.
"El 13 de noviembre quedará en sus memorias como una iniciación a la dureza del mundo y como una invitación a afrontarla", aseguró el presidente, convencido de que la juventud francesa "está herida pero no atemorizada" y se mantiene "lúcida y emprendedora".
"Estoy convencido de que esa generación mostrará su grandeza y vivirá plenamente en nombre de los muertos que lloramos hoy. Pese a las lágrimas, esta generación es el rostro de Francia", aseguró.
Marcado por los símbolos nacionales, con los colores azul, blanco y rojo de la bandera francesa, el homenaje comenzó y acabó con La Marsellesa.
Entre medias sonaron las notas de "Quand on a que l'amour", de Jacques Brel, y "Perlimpinpin", de Barbara, interpretadas por las populares cantantes Nolwenn Leroy, Camelia Jordana y Yael Naim, además de la lírica Natalie Dessay, mientras los rostros de las víctimas desfilaban en una pantalla gigante.
Sus nombres fueron leídos antes de que un minuto de silencio, roto por las notas del violonchelo de Edgar Moreau que interpretó a Bach, diera paso al discurso de Hollande.
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