Ucrania vive la jornada de reflexión previa a las elecciones presidenciales del domingo con la incógnita de si las autoridades podrán garantizar la votación en las regiones insurgentes de Donetsk y Lugansk, de mayoría rusohablante.
Los candidatos apuraron las últimas horas de la campaña para participar en debates y programas de televisión, con la excepción del oligarca Petró Poroshenko, el gran favorito a la victoria en todas las encuestas.
Mientras Poroshenko, al que algunos sondeos le otorgan incluso la victoria en la primera vuelta, mantuvo un perfil bajo, su principal rival, la ex primera ministra Yulia Timoshenko, echó el resto en la televisión.
Timoshenko, a la que los sondeos le dan un 15 por ciento como máximo, se mostró convencida de que habrá una segunda vuelta, ya que adujo que sólo en las dictaduras las elecciones se deciden en una sola ronda.
"Sin lugar a dudas, habrá segunda vuelta. Las elecciones se celebrarán en dos rondas y serán democráticas", pronosticó.
Serguéi Tiguipko, el candidato del este prorruso con mayor intención de voto, sorprendió a todos al tachar de agresor a Rusia por la anexión de Crimea, declaración que podría hacerle perder votos en las regiones rusohablantes.
Casi 100.000 efectivos del orden se ocuparán de garantizar la seguridad en unos comicios en los que están llamados a votar más de 33 millones de ucranianos.
El problema radica en los 3,3 millones de electores de Donetsk y el 1,7 de Lugansk, las regiones insurgentes donde los separatistas amenazan con boicotear la votación.
En ambas regiones los rebeldes han bloqueado las comisiones, tomado los colegios, requisado urnas y listas de votantes, y ni siquiera se han impreso papeletas porque los insurgentes han tomado todas las imprentas.
La ONG Comité de Electores de Ucrania ha pronosticado que un 5 por ciento de los ucranianos no podrá ejercer su derecho al voto debido a las amenazas insurgentes, cifra que de ser mayor podría poner en entredicho la legitimidad del nuevo presidente.
Por todo ello, tanto Occidente como muchos analistas ucranianos confían en la victoria en la primera vuelta de Poroshenko, ya que los insurgentes podrían intentar impedir la celebración de una segunda ronda el próximo 15 de junio.
Mientras, el presidente ruso, Vladímir Putin, volvió a criticar a las autoridades por la ofensiva contra los bastiones prorrusos, pero adelantó que Moscú respetará la elección del pueblo ucraniano.
Aunque eso no es lo mismo que el reconocimiento de los resultados electorales, supone un alivio para Kiev, que aún está a la espera de que Rusia cumpla su promesa de retirar a las tropas de la frontera.
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