La ONG ecologista Greenpeace criticó este martes el anuncio del Ejecutivo japonés de que comenzarán el próximo 24 de agosto el vertido del agua tratada de la accidentada central nuclear de Fukushima al océano Pacífico diciendo que "ignora la evidencia científica".
"Viola los derechos humanos de las comunidades en Japón y la región del Pacífico y no cumple con el derecho marítimo internacional. Lo que es más importante, ignora las preocupaciones de su pueblo, incluidos los pescadores", publicó hoy la organización en un comunicado.
La protesta de la ONG se produce después de que hoy el Gobierno y la empresa propietaria de la central, Tokyo Electric Power (TEPCO), dijeran que han comprobado "la seguridad" del vertido y por ello decidieran comenzar esta misma semana con el mismo, según dijo el primer ministro nipón, Fumio Kishida, tras una reunión con los ministerios involucrados en la gestión del desastre atómico.
"Estamos profundamente decepcionados e indignados por el anuncio del Gobierno japonés de liberar al océano agua que contiene sustancias radiactivas y a pesar de las preocupaciones expresadas por los pescadores, los ciudadanos, los residentes de Fukushima y la comunidad internacional , dijo Hisayo Takada, director de proyectos de Greenpeace Japón, en dicho texto.
La ONG considera también que el actual sistema para limpiar el agua que será vertida, conocido como ALPS, es un "fallo" y que se trata de un "mito" que este agua deba ser vertida al océano con el fin de desmantelar la central, además de reclamar un "debate honesto" sobre el mismo.
El líquido que se va a verter se compone del agua contaminada durante el proceso de enfriamiento de los reactores dañados y el combustible fundido a raíz del accidente nuclear desencadenado por el terremoto y tsunami de marzo de 2011, así como de filtraciones de agua de lluvia en las instalaciones durante estos más de diez años.
Esta agua se ha estado almacenando en tanques tras someterse a un exhaustivo procesamiento para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos, pero los recipientes y el espacio de almacenamiento físico en las instalaciones está llegando a su límite.
La comunidad pesquera del país, y en especial los pescadores locales de Fukushima, han venido mostrando su rechazo a la iniciativa, por el nuevo golpe que el vertido supondrá para la reputación de las capturas de la zona, ya lastradas por las consecuencias de la crisis nuclear.
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