No es la primera ni la segunda vez que imputan al expresidente de Estados Unidos Donald Trump, pero su tercera imputación penal ha sido la más relevante dado que un gran jurado lo ha acusado ni más ni menos que de haber intentado subvertir la democracia estadounidense para retener el poder.
En marzo pasado, el republicano ya tuvo el dudoso honor de convertirse en el primer expresidente del país que afronta cargos penales, en un caso investigado en Nueva York y relacionado con el presunto pago de un soborno para silenciar a la actriz porno Stormy Daniels con quien mantuvo un "affaire".
Su segunda imputación llegó en junio de la mano de un gran jurado de Miami, que lo acusó de haberse llevado ilegalmente documentos clasificados de la Casa Blanca que fueron encontrados por el FBI en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida.
Ambas son acusaciones graves, pero el martes llegó la más esperada: Trump fue finalmente imputado por intentar revertir el resultado de las elecciones de 2020 en las que perdió contra Joe Biden y haber alentado el asalto al Capitolio de 2021 para frenar su ratificación.
"Desde un punto de vista político, esta imputación toca temas más importantes porque afecta a nuestra forma de gobierno, a la naturaleza de la democracia de Estados Unidos y a la transferencia pacífica de poderes", dijo este miércoles a EFE Mark C. Smith, profesor de Ciencia Política y Derecho Constitucional de la Universidad de Cedarville (Ohio).
Pero desde un punto de vista legal, esta nueva acusación "es más complicada y mucho más difícil de probar" que la de los documentos hallados en la mansión de Trump, añadió el experto.
MINTIÓ DELIBERADAMENTE
El exmandatario tendrá que comparecer mañana ante una jueza del Distrito de Columbia, donde se espera que se declare no culpable, como ya hizo en los casos de Nueva York y Miami, que considera una "caza de brujas" en su contra.
En esta ocasión se le imputan cuatro delitos: conspirar para defraudar a EE.UU., con una pena máxima de cinco años de prisión; conspirar para obstruir un procedimiento oficial, con una pena máxima de 20 años; obstruir e intentar obstruir un procedimiento oficial, otros 20 años; y conspirar contra derechos, con 10 años de cárcel.
El escrito de acusación, firmado por el fiscal especial Jack Smith, acusa a Trump de haber difundido a sabiendas mentiras sobre un fraude en las elecciones de noviembre de 2020 y de haber diseñado un plan con otros colaboradores para que falsos delegados electorales declararan la victoria del republicano en estados donde perdió.
El 6 de enero de 2021, presionó al entonces vicepresidente, Mike Pence, para que, en su calidad de presidente del Senado, frenara la ratificación de la victoria de Biden en el Congreso.
Cuando quedó claro que Pence no iba a colaborar, Trump alentó el asalto al Capitolio por parte de una turba de sus seguidores redoblando "las afirmaciones falsas de un fraude electoral".
El profesor Mark C. Smith explicó que la imputación es "sólida" dado que consta de "muchas pruebas", pero el reto de la fiscalía será demostrar ante el juez que Trump mentía a sabiendas.
¿UN CANDIDATO EN LA CÁRCEL?
Este juicio, igual que los otros dos que tiene pendientes, no comenzará hasta el próximo año, en plena campaña electoral de las presidenciales de noviembre de 2024, en las que Trump aspira a batirse de nuevo contra Biden para regresar al poder.
Lo que está claro es que el cerco judicial que se estrecha entorno a Trump no ha mermado hasta ahora su popularidad entre los republicanos, puesto que permanece imbatible en los sondeos de cara a las primarias del Partido Republicano.
Una encuesta publicada por el The New York Times el lunes antes de la imputación colocaba a Trump con el 54 % de apoyo, muy por delante del que estaba llamado a ser su gran rival en las primarias republicanas, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, con solo un 17 %.
Smith duda de que el expresidente cierre un acuerdo judicial con la Fiscalía dado que "en su personalidad no cabe ningún tipo de admisión de culpabilidad", por lo que ve "posible" que el republicano "acabe en prisión y quizás concurra a las elecciones desde la cárcel".
Y es que la ley no se lo impide. Trump podría ser candidato desde prisión, ganar las elecciones e incluso jurar el cargo de presidente. "En ese caso, creo que el señor Trump intentaría indultarse a sí mismo", vaticinó el experto.
Acostumbrado a sortear los frentes judiciales, está por ver si esta tercera estocada descarrila la carrera política de Trump o, de lo contrario, catapulta su regreso a la Casa Blanca.
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