Tras años de sabotajes y amenazas, los ataques de ETA contra el AVE vasco se cobraron ayer su primera víctima mortal.
Los terroristas asesinaron en la localidad de Azpeitia (Guipúzcoa) al empresario Ignacio Uría, propietario de la Altuna y Uría, una de las empresas concesionarias del Tren de Alta Velocidad vasco (TAV) que ya había sido señalada e incluso atacada por ETA con anterioridad.
Uría, de 70 años, recibió dos disparos a bocajarro, uno en la frente y otro en el pecho, cuando se dirigía desde su empresa al restaurante al que acudía todos los días a jugar a las cartas.
Dos semanas después de que cayera en Francia su jefe militar, Mikel Garikoitz Azpiazu, alias Txeroki, ETA ha respondido de forma contundente golpeando el que ya señaló en sus últimos comunicados como uno de sus objetivos prioritarios: el AVE vasco.
Fue pocos minutos después de la una de la tarde cuando dos etarras, a bordo de un Alfa Romeo robado a punta de pistola esa misma mañana en el municipio de Deba, interceptaron a Uría cerca de la sede de su empresa, en la Plaza Loyola de Asperitia.
Como de costumbre el constructor iba, acompañado de unos amigos, a jugar la partida y a tomar un café al restaurante Kiriru.
Uno de los etarras, encapuchado, salió del coche y le asestó dos disparos a bocajarro en la cara y el pecho que le dejaron gravemente herido en el suelo y que a la postre serían mortales.
Inmediatamente después los dos etarras huyeron en dirección a Zumárraga. El empresario, casado y con cinco hijos, fue atendido por efectivos sanitarios de las ambulancias medicalizadas de la Ertzaintza por espacio de una hora sin que se pudieran hacer nada para salvar su vida.
Apenas tres horas después del atentado, agentes de la Ertzaintza encontraron ardiendo el Alfa Romeo utilizado por los etarras en el Alto de Itziar, cerca de donde minutos antes había apareció maniatado el dueño del vehículo robado.
A pesar de que su empresa, al ser una de las de las adjudicatarias del TAV, había sido señalada por anterioridad por el entorno etarra e incluso ya había sido atacada el año pasado, Uría no llevaba escolta y repetía diariamente el mismo trayecto.
De hecho, los propietarios del restaurante señalaron que el empresario acudía varias veces al día al establecimiento y que no llevaba escolta y aseguran que nunca les trasladó su temor o inquietud por la posibilidad de que fuera objeto de un atentado.
Precisamente, fueron los trabajadores del restaurante los que avisaron a la mujer de Ignacio Uría de que “algo le había pasado” y de que llamara a sus hijos para que acudieran al lugar donde el empresario fue tiroteado.
ANTECEDENTES
La empresa Altuna y Uría fue saboteada ya el pasado 16 de marzo de 2007 cuando varios de sus camiones aparecieron con las ruedas pinchadas, los tubos de escape tapados y pintadas en contra del AVE vasco.
De hecho, Segi amenazó directamente a la empresa en un comunicado de marzo de 2007 por participar en las obras de la Y vasca. “¡¡PNV, IU, EA, representantes municipales, Altuna y Uría, Balzola, Moya, no pasaréis por el Duranguesado!!”, amenazaban.
Este documento fue incluido por el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, en sus autos de ilegalización del PCTV y ANV con el fin de demostrar la estrategia común con el grupo terrorista contra el AVE vasco.
En sus conclusiones, Garzón apuntaba que el método usado por ETA para frenar las obras de la Y vasca “es prácticamente idéntico al diseñado en su día frente a la construcción de otras infraestructuras como la central de Lemóniz, o la autovía de Leizarán”.
Últimamente, el blanco de las acciones de ETA contra el TAV había sido la constructora Amenabar que vio como el pasado 1 de junio, un artefacto hizo explosión frente a la sede de la compañía, en la localidad guipuzcoana de Zarautz, provocando heridas de carácter leve a dos agentes de la Ertzaintza y otra persona más.
Además, la empresa ya había sufrido un ataque de ETA el 12 de mayo contra dos de sus excavadoras, que se encontraban estacionadas en el barrio Santa Bárbara de la localidad de Hernani.
En agosto de este año, ETA reivindicó en un comunicado enviado a Gara estas tres acciones violentas y amenazó directamente a las empresas adjudicatarias de las obras del TAV, a las que considera sometidas a “intereses ajenos a Euskal Herria”.
Con la muerte de Uría, ya son 41 los empresarios asesinados con ETA. El último empresario víctima de la banda fue el por entonces presidente de la patronal guipuzcoana, José María Korta, al que ETA mató con un coche bomba el 8 de agosto de 2000.
EA NO RECHAZA EL ATENTADO
Eusko Alkartasuna ha decidido abandonar el gobierno municipal de Azpeitia, después de que en el pleno de ayer, celebrado a petición de la propia EA, el alcalde y los demás concejales de ANV se negaran a rechazar la violencia como medio para la consecución de fines políticos y tampoco rechazara el atentado.
Siguiendo la línea de actuación anunciada por el presidente de EA, Unai Ziarreta, poco antes de la celebración del pleno, los dos ediles de EA renuncian de inmediato a sus responsabilidades de gobierno y seguirán trabajando por Azpeitia desde la oposición.
En coherencia con su “compromiso histórico en defensa de todos los derechos humanos”, EA dijo tener “perfectamente claro” que la violencia “no tiene sitio en Euskal Herria y que la reivindicación de las vías soberanistas es incompatible con los atentados de ETA”.
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