En vísperas del segundo aniversario de la salida oficial del Reino Unido de la Unión Europea (UE), el balance del Brexit continúa plagado de sombras. El país navega en el caos político y la economía no reflota, en parte por las aristas no resueltas de la separación.
Londres y Bruselas se desligaron el 31 de enero de 2020, dando lugar a un período de transición que culminó el 31 de diciembre de ese año, con la promesa de un futuro más próspero para el Reino Unido, liberado del control del bloque comunitario.
Pasados estos últimos 24 meses, este país se acerca a 2023 en un momento volátil, marcado por una inquietante incertidumbre política y una patente debilidad económica.
Los vaivenes de la política nacional han caracterizado 2022, con tres cambios de primer ministro, un panorama financiero preocupante -con la deuda disparada, la libra esterlina, de capa caída, y el temor a una recesión- y la sospecha de que los desaguisados guardan una directa relación con el Brexit.
"Al aproximarnos al segundo aniversario de la salida formal de la Unión Europea, las realidades del Brexit se ven cada vez más claras, así como lo es también el fracaso de las alegaciones sobre las oportunidades que proporcionaría", dice a EFE Nicholas Wright, investigador visitante del Centro para el Reino Unido en Europa, de la Universidad de Surrey.
El experto considera que "en un momento en que el crecimiento económico es esencial para erradicar el coste de la crisis de la vida, las barreras que este país se ha erigido para comerciar con sus más cercanos y mayores mercados continúan dañando la economía".
Por su parte, el profesor asociado de Relaciones Internacionales de la Universidad de Plymouth, Patrick Holden, señala a EFE que el Gobierno "ha implementado una forma de Brexit más extrema que lo que muchos 'brexiteros' habían insinuado años antes de 2016 (año del referendo). La gente empieza a sentir sus efectos y no les gusta".
Agrega que el país afronta una "situación extraña, pues el Brexit está claramente sangrando la economía pero los partidos que lideran no quieren abordarlo".
Tampoco es positivo el balance de David Henig, experto de desarrollo en Política Comercial post Brexit, que dice a EFE que "las consecuencias económicas" de la salida de la UE son "obviamente negativas, agravadas por la inestabilidad política".
El PROTOCOLO, EL GRAN ESCOLLO DEL BREXIT
Nicholas Wright remarca que "la situación política en Irlanda del Norte es la peor que ha habido en una generación como resultado del proyecto de ley del Protocolo de Irlanda del Norte".
Sobre ese controvertido mecanismo, parte del Acuerdo del Brexi, Sunak y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, convinieron esta semana en "la importancia de trabajar juntos para llegar a una solución".
Londres demanda modificar ese pacto porque cree que causa problemas sociales y políticos en la región, y amenaza con eliminar unilateralmente sus disposiciones más controvertidas si la UE no accede a negociar cambios.
A nivel político, el Gobernante Partido Tory ha visto erosionada su credibilidad por sus bruscos giros de timón.
Tras tres años en Downing Street, Boris Johnson, el gran artífice del Brexit, tuvo que renunciar al poder a raíz del infame "partygate", el escándalo por las fiestas celebradas en oficinas públicas durante la pandemia.
Liz Truss, su titular de Exteriores y sucesora, introdujo un agresivo plan fiscal -que contemplaba recortes de impuestos para empresas y rentas altas- con el que generó un desastre sin precedentes en los mercados, que le costó su marcha a los 45 días.
El caos creado por Truss demostró, según el académico Patrick Holden, que "un Brexit radical, económicamente libertario, de recortes fiscales, es imposible, pues los mercados financieros no lo apoyan".
El actual líder tory, Rishi Sunak, ha anunciado subidas fiscales y recortes de gasto para reducir la deuda, un programa que entraña un elevado coste político y no termina de convencer.
LA ECONOMÍA NO REMONTA
Pese a que los arquitectos del Brexit auguraron un próspero futuro económico, los datos no reflejan esos supuestos beneficios.
El índice de precios al consumo (IPC) del país se situó en noviembre en el 10,7 %, frente al 11,1 % en octubre, pero el nivel de inflación se mantiene en el nivel más alto en 40 años.
Además, el Banco de Inglaterra pronostica que el Reino Unido entrará en una larga recesión en los próximos meses al tiempo que la OCDE vaticina que la economía será la peor de entre los países avanzados los próximos dos años, a excepción de la de Rusia.
Muchos analistas han culpado al Brexit del frenazo económico, por haber reducido en torno a un 15 % el comercio entre ambos lados del canal de la Mancha.
Otro informe del Centre for European Reform, que evalúa el impacto del Brexit desde 2018, revela que la economía fue el pasado junio un 5,5 % menor de lo que habría sido si el país continuara en la UE. También estima que el nivel de inversión en el país es un 11 % menor de lo que habría sido y el comercio de mercancías un 7 % menor.
Según un sondeo de las Cámaras de Comercio Británicas, más de tres cuartas partes de las empresas británicas (77 %) admiten que el acuerdo comercial del Brexit no les ha ayudado a expandir su negocio en los últimos dos años.
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