Una interacción antigua quedó preservada en ámbar de la República Dominicana de 16 millones de años: 25 colémbolos unidos a, y cerca, de una gran hormiga termita alada de los días del Mioceno temprano.
El fósil exhibe una serie de colémbolos todavía unidos a las alas y patas de sus anfitriones, mientras que otros se conservan como si flotaran gradualmente lejos de sus anfitriones dentro del ámbar.
Los investigadores dicen que el descubrimiento pone de relieve la existencia de un nuevo tipo de comportamiento de 'autostop' entre los artrópodos que viven en el suelo sin alas, y podría ser clave para explicar cómo los colémbolos lograron dispersarse con éxito en todo el mundo.
"La existencia de este comportamiento de autostop es especialmente emocionante dado el hecho de que los colémbolos modernos rara vez se describen como que tengan una asociación interespecífica con los animales circundantes", dijo en un comunicado Ninon Robin, el primer autor del artículo cuya investigación postdoctoral en el Departamento de Ciencias Biológicas de NJIT (Instituto de Tecnología de Nueva Jersey).
"Este hallazgo subraya la importancia de los fósiles para contarnos sobre ecologías antiguas insospechadas, así como comportamientos aún en curso que hasta ahora simplemente se pasaban por alto", agregó Robin, cuyos resultados se publican en 'BMC Evolutionary Biology'.
Hoy en día, los colémbolos se encuentran entre los artrópodos más comunes que se encuentran en los hábitats húmedos de todo el mundo. La mayoría de los colémbolos poseen un apéndice especializado debajo de su abdomen que usan para "saltar" como huyendo para evitar la depredación. Sin embargo, este órgano no es suficiente para atravesar largas distancias, especialmente porque la mayoría de los colémbolos no pueden sobrevivir por mucho tiempo en áreas secas.
Los autoestopistas que los investigadores identificaron pertenecen a un linaje de colémbolos que se encuentran hoy en día en todos los continentes, conocidos como Symphypleona, que según ellos pueden haber sido "preadaptados" para aferrarse a otros artrópodos a través de antenas prensiles.
Debido a que los colémbolos se habrían encontrado con frecuencia con tales termitas y hormigas aladas debido a su gran abundancia durante el tiempo de la conservación, estos insectos sociales pueden haber sido sus anfitriones preferidos para el transporte.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es