Matrícula de deshonor

Cuestión de perspectiva

En estos días una imagen de un policía pasando su brazo por los hombros de una enfermera ha dado para muchos coloquios

Publicado: 08/06/2020 ·
11:27
· Actualizado: 08/06/2020 · 11:27
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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En esta era en la que nos encontramos es difícil dar con la fórmula en la que todos estemos de acuerdo y aceptemos y/o asumamos una idea, proyecto o incluso ley, sin que los matices se distorsionen y/o se examinen al milímetro para y por intereses particulares o partidistas. Cualquier acción requiere de un minucioso examen que contemple confrontaciones desde todos los ámbitos, intentando que se adapte a la multirrealidad generalizada para contentar y contemplar al máximo número de ciudadanos posibles, algo que evidentemente es imposible.

Actuar con rapidez ante cualquier emergencia, urgencia o necesidad se ha convertido en toda una osadía ante la voz popular, que ejerce de presión mediática -y en muchas ocasiones condicionadas- con luchas encarnizadas, dependiendo del lugar en el que cada cual se encuentre, acabando siempre en frentes que siguen quebrantando la unidad social. Todo es cuestión de perspectiva, aunque yo no estoy tan seguro de ello. En estos días una imagen de un policía pasando su brazo por los hombros de una enfermera ha dado para muchos coloquios y mensajes desde todos los puntos de vistas, y todos, sin profundizar en las formas, tienen su parte de razón. La verdad o las intenciones ya no importan, quedan en un segundo plano y son la interpretación o los intereses, así como el bagaje particular los que marcarán el futuro u objetivo de aquello que se pretenda.

Particularmente, dicha imagen no es muy acertada, sin importar quién la hizo ni la historia que encierra: “No hay hechos sino interpretaciones” (Nietzsche) y desde esa premisa comienza la batalla dialéctica de acoso y derribo, desatando la ira desde el "aquí y ahora" de cada emisor, donde una mano inocente de protección, relación o amistad sobre un hombro -mal presentado- puede llegar a convertirse en un abuso sexual. Con ello no pretendo minimizar el impacto que dicha imagen ha creado, sobre todo por no reflejar el sentir -desde mi perspectiva- de protección, unión, relación o amistad que pretendía crear -o eso espero- pero cierto es que sacar fuera de contexto dicha acción es cuanto menos, un despropósito. Está claro, que la osadía de esta imagen, dada la situación en la que estamos no tiene parangón, y evitar la controversia del contexto del que se deriva dicho hecho es una de las tareas y funciones de nuestros líderes que, o tienen pocas luces, o han logrado sus objetivos.

 

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