Matrícula de deshonor

Gracias por todo

Pocas personas han pasado tan rápidamente del anonimato social a ser una de las caras más conocidas de España, como le ha ocurrido a Fernando Simón

Publicado: 01/06/2020 ·
11:51
· Actualizado: 01/06/2020 · 11:51
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Pocas personas han pasado tan rápidamente del anonimato social a ser una de las caras más conocidas de España, como le ha ocurrido a Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad. Cabe destacar que fue el Partido Popular -con mucho acierto- quien le otorgó esa responsabilidad que se ha ganado a pulso, día tras día, desde que la Covid-19 entrara en nuestras vidas. Asociado a dicho virus Fernando Simón, nuestro epidemiólogo de referencia, quien ha aguantado estoicamente al frente de esta pandemia sin que le temblaran las piernas.

Ya en 2014 se atrevió con la crisis del Ébola y superó con creces las expectativas de Soraya Sáez de Santamaría, quien lo pusiera al frente de aquella crisis. No es fácil, por muchos conocimientos que se tengan, por muy documentado o formado que se esté, asumir una responsabilidad como la que ha ejercido Simón durante estos más de 80 días. Ha sido todo un acierto -con sus más y sus menos- colocar al frente de esta situación a un técnico especializado, alejándose del político de turno. Cierto es que los errores se han ido acumulando a lo largo de los días, pero ahí estaba Fernando para dar la cara, para asumir su responsabilidad aguantando los más denigrantes improperios que recorrían toda la geografía española, siendo objeto de burla por doquier y utilizado como instrumento político para intereses particulares.

Era fácil arremeter contra Simón, buscar culpables de esta situación que a todos nos embistió sin previo aviso, o mejor dicho, sin conocer con exactitud el grado de peligrosidad que traía. Simón, sin una privilegiada voz, a golpe de timón, fue marcando las pautas a seguir desde esa base médica desde su profesión y experiencia, pero con esas dotes humildes, cercanas y con una transparencia admirable, algo de lo que deberían aprender muchos políticos. Particularmente, confío en Fernando Simón y valoro la valentía que ha mostrado en estos meses, sin estar acostumbrado a los focos, sin servir de guía a ningún color político y sin huir de una responsabilidad en la que jamás me hubiese gustado estar. Gracias por todo.

 

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