Estoy un poco confuso con todo el tema del Recreativo de Huelva. Parto de la premisa de que no me gusta el fútbol, y aún así, siempre tendré un hueco para hablar de un equipo que representa a mi ciudad, es más, no tengo otro al que seguir. Siempre he creído que el Decano va más allá del Estadio de fútbol, y siempre que se ha pedido ayuda, dentro de las posibilidades de muchos onubenses, les guste o no este deporte, en general la ciudadanía se ha volcado, más de lo que se esperaba, y yo, entre ellos.
La suerte no acompañó este año, y a pesar del inmenso esfuerzo del equipo, de los benditos socios, y de los miles de euros del Ayuntamiento, la miel se quedó en los labios. Imagino que para el próximo año se complican de nuevo las situaciones y debe comenzar un nuevo proyecto con ciertas adversidades que habrá que solventar -aunque no me gusta el fútbol, intento estar al tanto-, y no será tarea fácil. Nuevos jugadores, nuevo entrenador, más inversión y a ilusionarnos otra vez, esperando que sea el próximo año el definitivo para ascender.
En estos días he leído mucho en las redes sociales, sobre todo, reproches a los onubenses: “Ahora nos quedamos los de corazón, los de verdad”, y seguramente será así, pero me resulta una actitud irrespetuosa y desagradecida despreciar de tal forma a tanta gente que, de una u otra manera, han aportado su granito de arena, han contribuido en algunos momentos claves, han empujado, mucho o poco, en este camino que nunca fue sencillo. Jamás se me ocurriría ridiculizar públicamente a quienes han estado al lado del Recreativo de Huelva, aunque fuese sólo una vez.
Han sido muchas las frases leídas en las redes de algunos recreativistas de “sangre azul y blanca” que han repudiado de forma tan denigrante a quienes han puesto su dinero y tiempo para apoyar al Decano, en muchos casos, sin esa afición tan férrea. Palabras absurdas, estúpidas, impropias e inmerecidas que no voy a transcribir. Por suerte no es algo generalizado y, gracias a muchos seguidores incondicionales, he aprendido a valorar más el concepto que implica ser Decano del futbol español, a conocer más y poner en valor una historia que va más allá del juego en sí, hasta el punto de sentirme parte de un colectivo -salvando las distancias- que vive con tanta intensidad y pasión este escudo.
Pero no se puede imponer algo que no se tiene, no se puede insultar por no tener ese sentimiento que muchos poseen, y sí se puede transmitir y compartir todo lo bueno que esa pasión puede llegar a generar, y ahí es donde está la diferencia. Yo no entraré en los gastos que está generando dicha situación en Huelva, y si es contraproducente o no todo lo que el ayuntamiento está invirtiendo, pero sí creo que es fundamental agradecer a todos los que han contribuido en estos años a levantar a un equipo que estaba abocado a la desaparición y que aún sigue en pie y apoyado por miles de seguidores incondicionales, aunque sólo sea por un día.
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