Matrícula de deshonor

No debe haber paz para los malvados

No debemos olvidar que estos energúmenos, o cuatro de los cincos condenados, aún se encuentran en otro proceso de investigación en los juzgados de Pozoblanco

Publicado: 02/05/2018 ·
21:08
· Actualizado: 02/05/2018 · 21:08
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Me siento asqueado con tanta miseria, con tanta injusticia y con leyes que pierden la perspectiva en determinadas ocasiones, sin que el sentido común impere ante hechos tan denigrantes como los perpetrados por la conocida ‘Manada’. Yo que suelo vivir en las trincheras, que observo cada día esas miserias de esta puñetera sociedad, que escucho los llantos ahogados de quienes necesitan gritar, como hombre no concibo, en comparación a mi bagaje personal, la sentencia tan absurda a cinco violadores que con premeditación se unen con el único sentido de violar, denigrar y abusar de otras personas. Depravados que preparan su gran fiesta triunfal, que consiguen sus objetivos en conjunto y que además, se jactan de ello como vil trofeo. Estos depravados no pueden tener paz, no pueden salir ilesos en tan corto periodo de tiempo, no podemos permitir que gente como estas y otras tantas tengan impunidad o consecuencias tan leves como las emitidas en este caso. Que hubiese sido una condena ejemplar, como así esperábamos, protegiendo con mayor severidad a quienes se sienten desamparadas ante sinvergüenzas de esta calaña.

Con sentencias de esta índole me asaltan las imágenes de aquellos mensajes de WhatsApp, de esos vídeos que hemos visto hasta la saciedad y que nos erizaban la piel, en los que se reían y revivían sus hazañas, presumiendo de sus actos como logros, que han supuesto tan sólo nueve años de los 22 que se les pedía. Esta situación es insostenible, insoportable, y estamos en terrenos peligrosos, en el que malnacidos amparados por ridículas penas sirven de modelos de referencia para sus iguales. España se está convirtiendo en un país facilón y débil, en el que los riesgos son aceptables para mentes retorcidas, que asumen las absurdas consecuencias con tal de conseguir sus propósitos. El desacuerdo generalizado ante la sentencia ha sido más que evidente, en el que colectivos de todas las índoles han mostrado su rechazo a una pena que no se adapta a la realidad existente y que se rige por leyes controvertidas con un arraigo patriarcal y con una interpretación de los jueces que se aleja en demasía del sentir social.

No debemos olvidar que estos energúmenos, o cuatro de los cincos condenados, aún se encuentran en otro proceso de investigación a través de los juzgados de Pozoblanco (Córdoba) al existir indicios suficientes de que abusaron sexualmente de otra joven de 21 años en el transcurso de las fiestas de dicha localidad en 2016, por lo que no hablamos de un caso aislado, más bien de un estilo habitual de conducta programada que debe ser erradicada por el bien de este país. Mi repulsa a esta ‘Manada’ y a este tipo de indecentes actos, que espero, tengan consecuencias más duras por el bien de nuestra sociedad.

 

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