Debo ser un tío raro de narices, pero que conste, tengo un gran y buen sentido del humor, y me sobra creatividad “por parte de tierra”, que aquí hacemos la o, incluso sin canuto, que nunca nos hizo falta. Me siento raro, ya que soy uno de los miles de onubenses que se han ofendido por las disparatadas pamplinadas que tres seudo-cómicos han soltado sobre Huelva en el programa 'La vida moderna', en la cadena Ser, que particularmente y en otro contexto, hubiese dejado pasar, pero como siempre digo, las formas eclipsan el fondo, y estos simpáticos oradores, ni formas ni fondo, y sí con derecho y licencia para disparar parrafadas sin sentido y desconocimiento de la importancia de esta ciudad, con sus qué, que también hay que decirlo.
Llámenme intolerante, carente de sentido del humor o chovinista, que ahora se vuelve a poner de moda, pero no permito que utilicen a mi gente y a mi tierra como burla para sacar tajada, por muy modernos y cómicos que se sientan. Tengo todo el derecho a manifestar mi inconformidad con este programa, y nadie viene a mi casa a corregir mis sentimientos; tengo demasiados pelos en las axilas para que me vengan a dar consejos sobre aquello que me debe o no molestar. Para algunos, que sientan cátedra en cada frase que vierten en las redes, mi reproche no es más que incultura, y los suyos, aciertos intelectuales y modernos que marcan tendencias en estos nuevos tiempos de libertad y “buen humor”.
No seré yo quién dé información y formación a estos tres personajes que sólo buscan el aplauso fácil: provocar para ser reconocidos y conseguir mayor protagonismo de la forma más ruin y canalla. No perderé mi tiempo en iluminarles con los distintos lugares paradisiacos que nos engrandecen, ni mencionaré nombres claves que fueron paridos en estas tierras tan "deprimentes", pues no merecerá la pena.
Pero sí aplaudo el movimiento tan importante que está surgiendo en estos últimos meses, en el que los onubenses empiezan a defender lo que es nuestro, empiezan a despertar y canalizar los daños vividos a través de las redes, creándose un sentimiento de pertenencia importante que genera unidad ante las adversidades. Me motiva el observar que no sólo es ante el humor hiriente y desafortunado de tres mediocres soltando lastre, que los onubenses empiezan a opinar, a quejarse, a defender nuestra tierra, nuestra forma de vivir y sentir, y aplaudo que nuestros mandatarios defiendan nuestros intereses y exijan el respeto que está tierra, con o sin humor, se merece.
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