En román paladino

Así reacciona el mundo

El insólito objetivo no es  sanar y salvar al país sino provocar un cambio de gobierno

Publicado: 07/04/2020 ·
12:45
· Actualizado: 07/04/2020 · 12:45
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Las declaraciones previas a la extensión de la crisis del coronavirus de Trump,  Boris Johnson, de   Bolsonaro y de otros líderes de la derecha se han visto desmentidas por los hechos. Trump y Johnson ya han rectificado. Trump se deja aconsejar, y hasta desautorizar,  por un asesor científico del gobierno, Anthony Fauci,  y Boris Johnson se corrige a sí mismo ingresando  contagiado en un hospital para  ser  atendido. Olvidó que había dicho que  la pandemia no podía parar la economía aunque  diezmaría a una parte de la población.  Bolsonaro ha recibido -a pesar de tener su gobierno lleno de altos cargos militares-  un serio aviso de los mandos del ejercito, por su inconsciencia ante  una crisis que había menospreciado. Como Trump, Como Boris. Han cambiado chapuceramente sus discursos iniciales.

Mattarella, presidente de Italia, lanzó  un mensaje a los partidos para que se entiendan. Demandó concordia para "evitar estados de ansia inmotivados y a menudo contraproducentes”. La reina   Isabel II,    hizo lo propio y rememoró el discurso que dio a la nación en 1940, con ocasión de la  II Guerra Mundial.   El presidente de Portugal, Rebelo de Sousa, ha llegado más lejos:  “Un día más tarde es peor que un día más pronto. La economía necesita dinero más pronto, las familias necesitan dinero más pronto, los trabajadores necesitan trabajar pronto, salarios más pronto. Esa lucha también es de la banca”,  para solicitar a la banca que devolviera a la sociedad lo que recibió durante la crisis de 2008.

En España,  el rey  dirigió su discurso más visto -15,6 millones - y pidió responsabilidad,  civismo,  humanidadysolidaridad, “especialmente con los más vulnerables, para que nadie pueda sentirse solo o desamparado”. Lo que ignoraba el monarca era que la oposición española no era  como la  de otros países y    comparte sus objetivos con la prensa afín a las posiciones de la derechas. Esta crisis - que nunca fue negada, ni ninguneada, ni menospreciada por el gobierno-  les ha servido no como un combate contra el coronavirus sino como una oportunidad para derrocar al gobierno. El insólito objetivo no es  sanar y salvar al país sino provocar un cambio de gobierno. “Enfrentamos desunidos  la más grave amenaza que ha tenido la humanidad”, ha solemnizado  Manuel Castells, el ministro  mas brillante del gobierno: “Se decía no somos China”. Pero eso el virus no lo sabe”.

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