La Plazuela

Luces de debilidad

La ciudad, cuando era un lugar de gente trabajadora, cuando no era el motor económico de Andalucía, era un sitio muy norma

Publicado: 10/12/2019 ·
19:13
· Actualizado: 10/12/2019 · 19:15
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Autor

Fran Cristófol

Doctor en Periodismo y docente e investigador. Malaguita por definición, con todo lo que eso significa

La Plazuela

La Plazuela es una 'casapuerta' donde asomarse a una visión llana del día a día de la ciudad

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En Málaga la Navidad no empieza, se enciende. Las fiestas no ocurren, se iluminan. La ciudad presenta un tiempo de luz de y de color en el que entre las luces es difícil entrever otra cosa. La ciudad se traviste y, sólo así,es capaz de sonreír. La ciudad es débil cuando no lleva encima algún aderezo que la provea de una identificación temporal y frágil. El malagueño, además, sólo es feliz en la crítica. Así somos. Tenemos un altavoz en el que nos retroalimentamos y generamos desilusión continua en todo lo que sea hace. No somos felices ni siendo felices. Claro, todo esto en apariencia, porque aquí somos mucho de apariencias varias veces al año y demasiadas ocasiones al día. Ahora en las fechas pre navideñas, al menos sabemos las horas de los pases.

El vínculo de la ciudad y la debilidad viene de sabe Dios cuándo. La ciudad, cuando era un lugar de gente trabajadora, cuando no era el motor económico de Andalucía, era un sitio muy normal. Las escenas costumbristas hablan de una Málaga despreocupada, de unos barrios con tradición pero sin querer ser lo que no pueden. Hoy tenemos una ciudad que, a la vista del foráneo, es un lugar para vivir y disfrutar. Somos una amante pasajera, pero al menos somos -quien no se consuela es porque no quiere-. Somos débiles porque sabemos que mañana, cuando otra ciudad nos haga sombra, nosotros quizá nos quedemos en una esquina, sin más. Por eso somos débiles.Nos falta un punto. Ese punto que, quizá, nos convertiría en lo que no somos. Si es que tenemos lo que necesitamos tener.

El malagueño pasa por ser crítico como forma de ser, como estilo de vida. El malagueño -sobre todo el influyente- está continuamente insatisfecho. A veces porque es trendy, porque se lleva estar deprimido o enfadado; a veces porque es necesario. Estas fechas ponen a Málaga en el panorama internacional, nos da portada de periódicos y cabeceras de informativos, nos sitúa en el mapa, nos pone, con una noticia positiva, en la cabeza de la promoción turística nacional. Las luces, como decoración navideña, hacen de Málaga una ciudad más interesante. Málaga, como en Feria o Semana Santa, se para durante varios pases al día. Las evidencias son las que son. El turismo navideño es también evidente, por eso cada vez empezamos las fiestas antes, por eso cada vez le ponemos más capas de disfraz a la ciudad. Somos turismo.

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