El poeta cordobés Pablo García Baena fue un "coleccionista de belleza" que, ya en su niñez, incorporó a su colección el Mediterráneo cuando lo conoció en Málaga, ciudad en la que años después hallaría la felicidad, según el novelista Salvador Gutiérrez Solís, autor del libro 'Pablo García Baena. Una aproximación'.
"Su relación con Córdoba fue de un amor intenso, pero también hubo momentos de desafección", ha explicado Gutiérrez Solís este martes en la presentación del libro, con la que se han inaugurado los actos de homenaje en Málaga con motivo del centenario del poeta.
Por su parte, Málaga fue un lugar "que conoció de niño, porque con 8 o 9 años pasó su primer verano aquí y se quedó hipnotizado con el Mediterráneo".
Después, en Málaga se produciría "su encuentro con los poetas de ese tiempo", y García Baena conectaría "con la nueva generación de poetas" que estaban surgiendo en ese momento.
"Pablo en Málaga es feliz, porque se puede expresar libremente, y su encuentro con los extranjeros en la Costa del Sol le llama mucho la atención, después de venir de una Córdoba donde el ambiente era muy cerrado", ha señalado el autor.
Gutiérrez Solís ha admitido que comenzar a escribir este libro fue "muy complicado", porque después de recopilar el material que tenía sobre la obra de García Baena se sintió "en fuera de juego".
"Ya habían escrito todos los que tenían que decir algo con criterio y yo no tenía nada que aportar", ha dicho, por lo que optó finalmente por "vincular la memoria" de García Baena con la suya propia para "hacer un recorrido por su vida y obra".
Y es que García Baena y Gutiérrez Solís tienen muchos puntos en común, como que ambos nacieron en Córdoba, "a 30 o 40 metros de distancia", fueron al mismo colegio con años de diferencia y el poeta galardonado con el Príncipe de Asturias fue el primer escritor al que conoció personalmente el autor de este libro, cuando acudió un día a su centro escolar.
"Quería ofrecer este libro a quienes tienen una referencia muy tenue de García Baena, porque puede servir como un anzuelo, un señuelo o un cebo para que se acerquen a su obra", señala Gutiérrez Solís.
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