En las afueras de Málaga, cercada por las cocheras del Metro, el garaje de la empresa municipal de limpieza y chatarra está Los Asperones, barriada erigida hace 34 años con más de mil vecinos realojados de unas chabolas afectadas por inundaciones, cuyo mal estado hace que se hable de ella como "dignidad olvidada".
El Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, reiteró en sus informes anuales la necesidad de un pacto entre las distintas fuerzas políticas para actuar de forma coordinada en este barrio en materia de salud, vivienda, empleo, educación y servicios sociales.
Según fuentes de esta institución consultadas por Efe, la preocupación por el enclave viene dada al concentrarse en él los mayores indicadores de vulnerabilidad y marginación, por lo que ha exigido medidas adaptadas a las necesidades de este territorio y que cuente con los vecinos para garantizar su sostenibilidad.
Una de las caras más visibles de Los Asperones es la del director del colegio "María de la O", Patxi Velasco, que ha estado involucrado con los hogares a la hora de conseguir ayudas para el barrio y contactar con asociaciones, instituciones y particulares que deseen apoyar a las familias.
EL COLEGIO, CLAVE INCLUSO EN EL CONFINAMIENTO
El centro educativo ha sido indispensable durante el confinamiento de la actual pandemia, el trabajo que han realizado ha conseguido que la situación no se agrave aún más al poder mantener el servicio de comedor para las tres comidas diarias de los alumnos, que se enviaba a las casas junto a las tareas de los estudiantes.
Otra iniciativa del colegio que tiene como objetivo fomentar la educación es el "Mural de las Estrellas", donde identifican, en una pared externa del centro, a cada alumno que consigue el graduado en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y así reconocen su esfuerzo en un particular "paseo de la fama".
Velasco ha destacado a Efe el logro de pasar de dos graduados a cincuenta en diez años.
"LA DIGNIDAD OLVIDADA"
"Asperones, la dignidad olvidada" es el título de la exposición de fotografía recién inaugurada en el Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga (UMA) por el médico y fotógrafo Paco Negre, quien ha captado la realidad que viven los vecinos tras visitar el barrio de forma asidua desde 2018.
Ha procurado mostrar los momentos más cotidianos que se viven en las calles del barrio, sus habitantes, casas, los ambientes de ocio, de juego o las peleas de gallos.
Negre ha mantenido un contacto estrecho con la comunidad, ha hablado con muchas personas, ha estado con ellos en sus espacios más íntimos y ha señalado a Efe que vivir en esta barriada desgasta a sus habitantes: "No es que acorte su esperanza de vida, pero el paso de los años se ve muy marcado en sus rostros".
"ÉCHAME UN CABLE"
Entre tanta precariedad hay hueco para la solidaridad, es el caso de un educador social y profesor titular de la UMA Cristóbal Ruiz, que participa como voluntario en el barrio con el proyecto "Échame un cable", promovido por la UMA y la Asociación Chavorrillos Igualdad Niños Gitanos.
La urgencia de esta iniciativa se puso de manifiesto a raíz de la pandemia, cuando todos los centros escolares cambiaron la modalidad a una virtual, lo que era imposible en este enclave al no haber conexión a internet ni ordenadores en los hogares, ha explicado a Efe Ruiz.
El primer paso era dotar de equipos a las familias, para lo que se hizo una campaña de recogida de portátiles en la universidad, mediante la cual se consiguieron cerca de un centenar.
En breve se instalarán soportes wifi con siete antenas repartidas por la barriada para proporcionar una señal de internet estable, mientras que las administraciones buscan soluciones -según aseguran a Efe desde la Junta de Andalucía- en empleo, asuntos sociales, educación y vivienda y prevén tener un plan para verano.
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