La posible prohibición de acceso de bicicletas al Paraje Natural de la Desembocadura del río Guadalhorce de Málaga ha despertado las quejas de la asociación Ruedas Redondas. “La bici es el menor de los males” del entorno, han asegurado, indicando que ven un intento de “privatización” del lugar.
La prohibición de acceso a estos vehículos habría sido fruto de una decisión de la dirección del parque junto con la Delegación Territorial de Medio Ambiente, aunque desde la administración andaluza no han contestado a la petición de información de Viva Málaga sobre este asunto al cierre de esta edición.
La Junta de Andalucía incluyó la desembocadura del río Guadalhorce en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, con la categoría de Paraje Natural. Este enclave cuenta con una extensión de 67 hectáreas y está formado por un complejo de 5 lagunas de aguas salobres o dulces con un alto valor ornitológico y una gran biodiversidad. Se han registrado más de 200 especies de aves distintas.
La presión urbanística, vertidos de aguas fecales y sin depurar, las especies invasoras, la masificación del espacio natural (en época de nidos y presencia de animales domésticos que puedan destruir o cazar aves), el aeropuerto y la MA-20 son elementos “mucho más problemáticos que las bicicletas que pasan por allí”, han apuntado desde Ruedas Redondas.
El portavoz de la asociación, José Luis Martín, ha indicado que “no creo que el ruido de una bicicleta impida la paz de un ave incubando su huevo”. Asimismo, ha hecho referencia a que no hay ningún tipo de restricción conocida sobre el acceso de peatones o de animales, precisando que “si se ciñen al hecho de no molestar a las aves, se debería cerrar a cal y canto”, ha dicho, cuestionando que “solamente se prohíba el acceso a las bicicletas de manera continuada en el tiempo, sea época de anidar o no”.
“Por allí no va nadie en bici de competición. La gente va a pasear y disfrutar del entorno, que es un sitio singular donde hay silencio y precisamente lo que nos gusta es disfrutar de ese silencio y no contribuir a los ruidos”, ha defendido.
Además, Martín ha advertido que “la gente que quiera ir a disfrutar de ese espacio y que antes iba en bici desde la ciudad ahora irá en sus vehículos privados y eso propiciará que el entorno sea más contaminado aún. Si el fin es ese, los resultados van a ser totalmente contrarios”.
A juicio de la asociación y en voz de su portavoz, consideran esta medida como “surrealista, a no ser que lo que pretendan es poner una taquilla. Una privatización del espacio con la falsa intención de preservarlo”.
Comunicación con la Junta
Hasta el momento Ruedas Redondas no se ha puesto en contacto con la delegación, porque “oficialmente no nos lo han dicho así”. Por ello, esperan que durante el próximo Comité Provincial de Medio Ambiente, en el cual hay representación de la asociación, “tengan el decoro de plantearlo”, ha manifestado el presidente.
“Si no lo comunican oficialmente, además de poner el grito en el cielo, pondremos los recursos oportunos”, ha adelanto, deseando que “esto sea solamente para abrir un debate, para que en el comité provincial debatamos sobre el asunto”.
Desde Ruedas Redondas están dispuestos a llegar a un punto en común, sin pasar por la prohibición total de las bicicletas en el paraje: “No vamos a dejar que se nos retire o se nos prohíba ni un milímetro más allá de lo que marca el sentido común”.
Por lo que han asegurado a este periódico que están dispuestos “a actuar y establecer todos los contenciosos administrativos habidos y por haber”, ha sentenciado Martín.
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