Terminar tarde del trabajo y cerrar el local en una zona comercial aislada completamente sola; llegar de noche a casa sin ninguna compañía, dejando el coche aparcado a unos minutos o atravesar zonas despobladas o con poca iluminación. Estas tres situaciones pueden darse o repetirse diariamente. Y es precisamente en estos momentos cuando a la mayoría de mujeres puede pesarle más andar en la oscuridad o entrar en una estrecha callejuela estando sola.
El mejor consejo que he recibido y que no nos cansamos de repetir es que hay que prevenir una agresiónMuchas recuerdan algún momento o situación en la que su sexto sentido se ha erizado y su instinto les ha gritado que salgan de esa situación a toda prisa. La palabra clave que debería rebajar toda esta inquietud es la autoprotección. Sentir la capacidad de cuidarse a una misma.
En general el mundo de las artes marciales se encamina a lograr un fuerte conocimiento propio, vinculando el cuerpo y la mente, para poder hacer frente a peligros físicos de una forma efectiva y, sobre todo, con determinación ya que el saber como reacciona nuestro propio cuerpo es una gran ventaja ante cualquier persona atacante.
En este sentido, y basándose, entre otras, en esta premisa de aumentar la capacidad de autoprotección, la escuela de hapkido Hwarang Moo Sool ha abierto una ventana específica a las mujeres para que aprendan este arte marcial y se nutran de sus características para adquirir herramientas y vivir su día a día de una forma más segura.
Esta formación está enfocada en proporcionar salidas a muy variadas situaciones ante un encuentro cuerpo a cuerpo. Aunque la instructora Raquel Acuña lo tienen claro: “El mejor consejo que he recibido y que no nos cansamos de repetir es que hay que prevenir una agresión”.
Por desgracia, también en la línea del maltrato doméstico ha tenido que trabajar esta escuela de hapkido dando talleres de defensa personal femenina. “Cuando ya no se puede evitar una agresión tienes que primar tú y los tuyos sobre la otra persona y darlo todo”, ha aconsejado la también logopeda, que con 25 años tiene claro que del hapkido le enganchó “el trato entre hombres y mujeres: era el mismo; y en todos los niveles se practican todo tipo de agresión”.
“Desde el principio te da seguridad y el tipo de personas que te encuentras suele ser gente muy noble”, ha explicado Raquel Acuña, que ha sido un referente para su hermana de 14 años, que sigue sus pasos dentro de la escuela.
En Hwarang Moo Sool trabajan mucho con el perfil de las mujeres para darle las mejores herramientas a su alcance. El pasado mes de septiembre junto a la Asociación Un Sí por la Vida de Alhaurín el Grande impartieron una taller a mujeres que han padecido cáncer de mama.
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