Maribel Verdú encarna a una mujer madura, casada y con hijos que se plantea si ésa es la vida que quiere seguir teniendo, en la película de Mikel Rueda "El doble más quince", presentada este jueves en la sección oficial a concurso del vigésimo segundo Festival de Cine en Español de Málaga.
Esa protagonista conoce a través de un chat erótico a un adolescente (Germán Alcarazu) y, al encontrarse en persona, descubren que ambos están perdidos, una con la sensación de haberlo hecho ya todo en la vida y el otro con toda la vida por delante pero sin saber qué camino tomar.
Verdú no tiene dudas para "tirarse a la piscina" con proyectos que le "gustan" y le "interesan" como éste, que sitúa entre los "cinco rodajes más felices" de su carrera.
Los dos protagonistas y el director ya habían rodado juntos en 2016 el cortometraje "Caminan", y en esta ocasión un mes antes del rodaje comenzaron los ensayos y las conversaciones para conseguir la química necesaria y hablar "de la vida, las inseguridades y los problemas", ha señalado la actriz.
Sobre la tecnología que impregna hoy las relaciones personales, Verdú cree que su generación ha tenido la "fortuna" de haber disfrutado de "una infancia y una adolescencia sin todo eso, y de la vida de barrio cuando no existían los móviles".
"Me da pena la gente que no ha vivido todo eso, porque nosotros somos la única generación que ha vivido las dos cosas", ha añadido en rueda de prensa Maribel Verdú.
Para Mikel Rueda, esa mujer "se reencuentra consigo misma en 24 horas a través de alguien que le parece completamente diferente a ella", pero ambos descubren "que son almas gemelas".
"Todos tenemos miedo a no saber qué es esto de la vida. En la adolescencia te haces preguntas, después haces lo que la sociedad te pide, te casas, tienes hijos y un trabajo, y cuando ya lo has hecho todo y casi llegas a los 50 te vuelves a hacer las mismas preguntas que cuando eras un adolescente", ha añadido el director.
La protagonista "se encuentra con un personaje que le devuelve las preguntas, y que es como un espejo", según Rueda, que cree que "a determinada edad, todos nos hacemos preguntas y la vida te obliga a parar y te pone un espejo delante".
Apunta que "la forma de relacionarse ha cambiado y los chavales se relacionan con la tecnología constantemente, pero al final del día, detrás de todo eso, llega siempre el contacto físico".
"Somos seres sociales y lo necesitamos, y por mucho que nos relacionemos primero de una forma virtual, necesitamos lo otro, nos gusta el calor, existe lo virtual pero siempre va a existir lo físico".
Germán Alcarazu define a su personaje como "alguien muy maduro para la edad que tiene, que dice las cosas que dice porque las piensa, pero sigue teniendo 15 años".
"Cuando llegamos a una edad, a la que yo todavía no he llegado, nos olvidamos de jugar y de divertirnos", ha señalado el actor.
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