Málaga

'El despertar de las hormigas': revolución de la mujer empieza en casa

La película está en la Sección Oficial del Festival de Málaga y habla de un personaje en una realidad en la que ella no es la dueña de sus decisiones

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  • Presentación "El despertar de las hormigas " sección Sección Oficial a concurso del XXII Festival de Cine en Español. -

Costa Rica, uno de los países socialmente más avanzados de Latinoamérica, mantiene costumbres conservadoras que sus nuevas generaciones empiezan a cuestionar, como hace la joven cineasta Antonella Sudassasi en su película "El despertar de las hormigas", un canto a la capacidad de decidir de las mujeres.

"La película parece que solo muestra una realidad de Costa Rica pero sería lindísimo si logramos que la gente, indiferentemente de su cultura y su contexto social, se identificase con Isabel, la protagonista de esta película", afirma en una entrevista con Efe la directora de la cinta, debutante en el largometraje.

En la película, esta joven modista, madre de dos preciosas hijas, se enfrenta a una realidad en la que ella no es la dueña de sus decisiones; su marido, y su familia política, la presionan para que sea madre de nuevo, para que busque "el varoncito", pero ella no quiere, ni quiere seguir complaciendo a su entorno pasando por encima de sus convicciones.

"Es una historia que nace de una reflexión familiar. Yo vengo de una familia muy muy grande -explica Sudassasi- con personajes femeninos muy fuertes, pero como que se debían a los demás yo las veía cual alfombras que se tendían para que les pisasen encima. Y eso no me terminaba de cuajar", señala.

De ese modo, añade, "la película surge por estos personajes femeninos que están ahí para complacer, para servir a los demás, y que tratan de buscar la manera de romper con eso, aunque sea a través de la cosa más pequeña del día a día, de la cotidianeidad. La revolución tiene que empezar en la propia casa", afirma.

La película, que compite en la Sección Oficial del Festival de Málaga, intercepta la historia de Isabel (Daniella Valenciano) en un momento en el que vive feliz con su familia, aunque sus sueños quedan relegados al último puesto de las necesidades familiares.

Las dos chiquitas y ella misma cuidan su pelo largo para complacer al padre, "y una siente que es un peso lo que lleva; es la metáfora de lo que uno hace por satisfacer a los otros, un detalle que se mete mucho con el concepto de la feminidad", añade la actriz en conversación con Efe.

"Es que el pelo sigue siendo un símbolo de la feminidad de la mujer", abunda la directora, para quien el "problema" es que las mujeres costarricenses -como su madre, su tía o sus abuelas- "son las garantes de que el hogar se mantiene, en tanto que ellas se encargan de que así sea".

"La casa lista y los platos servidos, y todo bien bonito, porque la mujer lo hace, que es quien tiene que hacerlo", resume Sudassasi. Y lo peor, añade "es que no lo hacen con despecho, sino que lo hacen con amor".

"El problema es cuando faltan un día", apunta la actriz.

Sudassasi (San José, 1986) estudió comunicación en su país junto con un grupo que, como ella, sentía una fuerte inclinación por las artes visuales, y con ellos se alternó como directora, productora, montadora o "lo que fuera" para sacar adelante sus cortometrajes.

Como en Costa Rica no existía ningún centro oficial de estudios del cine, la joven de origen italiano se fue a Berlín, donde añadió el alemán a sus tres idiomas de formación.

La directora no sabe aún qué dirá la sociedad costarricense a su película porque se estrena a final de mes; de momento, solo sabe que en los festivales por los que ha pasado muchos compatriotas se sienten reflejados en esos comportamientos y los chicos empiezan a darse cuenta -y a lamentar- sus comportamientos micromachistas.

Un diálogo, apunta la directora, que en Costa Rica es muy necesario porque "sigue siendo una sociedad muy conservadora, con aires de creerse más de lo que es".

"Siempre nos denominamos la Suiza centroamericana pero con una identidad contradictoria. Es un espejo raro, porque tenemos un nivel de desarrollo social comparable con Europa, con educación gratuita obligatoria, por ejemplo, pero de última hay mucho conservadurismo", concluye la directora.

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