Del “resistir es vencer” a aquello de “caerá como fruta madura”. De aguantar como secretaria general del PSOE andaluz a confiar en que Susana Díaz no tendrá más remedio que marchase por sí misma una vez pierda el poder como presidenta de la Junta de Andalucía. Del desafiante “ ven a por mi, si puedes” a mejor dejarlo así que el tiempo hará lo suyo. Sobre estos extremos, cargados a lo que se ve de una profunda carga ideológica, selevanta el debate abierto en el seno de los socialistas tras el 2-D. Son los indicios más claros del grave enfrentamiento interno al que ya estamos asistiendo. Se habla de reflexión , de autocrítica y de términos bien parecidos pero, en realidad, estamos frente una dura lucha fratricida. Nada nuevo. La historia más reciente está cincelada con episodios similares como ocurriera tiempo atrás con los borbollistas y guerristas. Una larga contienda , agrupación a agrupación, queprovocó un relevo en la dirección del partido, con el aparato de la Junta detrás , imprescindible recurso que sirvió entonces para encontrar acomodo para todos.
Por lo visto, la derrota en las primarias de Díaz se debe estar pagando a plazos todavía. Ya no basta con que renunciara a cualquier otra aspiración federal futura, de ahí esa indicación de Pedro Sánchez de “ tú a San Telmo y yo a la Moncloa.” Una vez esfumado lo del palacio presidencial, debe desintegrarse,desaparecer, del mapa político a tenor de la impaciencia mostrada por el secretario de organización ,José Luís Ábalos. Pero ha quedado bien claro que se necesitarán otros métodos más expeditivos para desalojarla del poder, máxime cuando Díaz goza del respaldo del PSOE andaluz. Y tampoco Sánchez, con todo, la máxima autoridad del partido, está para mucho baile dado que aún no ha ganado elección algunaa diferencia de lo que aquí ha sucedido, eso sí, sin que haya servido para mantener el gobierno andaluz.
Así están las cosas. Se percibe un enroque tal que todo apunta a una gran confrontación si es que se quiere cambiar la situación. Aunque ante el estropicio que se pueda originar quién sabe si ,al final, confían toda resolución del embrollo a lo que resulte de los próximos compromisos electorales. Tal vez sea mucho esperar pero lo cierto es que a quien se va a poner a prueba es al mismísimo votante socialista para el queesa apelación a “resistir es ganar” cobrará su máximo sentidoante el maltrato recibidoaunque puede que , definitivamente, se aburra “como fruta madura”. Atentos.
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