En un ámbito cada vez más cambiante y competitivo, las cajas rurales andaluzas mantienen el pulso con el resto de operadores de un mercado financiero sumamente complejo y más adverso, si cabe, para las de menor dimensión. Tras el impacto sufrido en el sector bancario español a cuenta de la crisis económica, estas entidades han logrado sobrevivir en un clima sumamente hostil, se han fortalecido aumentando, incluso, su cuota de mercado, y han logrado, además, sanear sus respectivos balances. Y así, los últimos datos conocidos, por ejemplo, de Cajamar, Caja Rural del Sur o Caja Rural de Granada, dan cuenta de un paulatino incremento de beneficios, un crecimiento sostenido en el tiempo y una acentuación de su implicación en el entorno agrario así como un progreso evidente en la banca minorista en zonas urbanas.
Su proximidad al cliente, su especificidad con respecto al entorno rural, les ha hecho aguantar las acometidas de las grandes firmas convencionales cada vez más interesadas en posicionarse en una actividad como la agroindustria en permanente progreso y con un gran protagonismo en el avance económico de Andalucía. Se trata de un mercado muy atractivo en donde converge un considerable flujo de recursos procedentes de las ayudas de la PAC y que requiere de inversiones cuantiosas, unas condiciones que hacen necesario el concurso de una banca muy profesionalizada y muy identificada con el escenario en donde se actúa.
Todo ello viene a demostrar que es posible otra forma de hacer banca, que sigue habiendo hueco para la llamada Economía Social , también, en el marco estrictamente financiero. Esta idea presidía siempre el trabajo de Rafael López-Tarruella a quien la muerte le sorprendió, prácticamente, en el tajo, en su despacho de Director General de Caja Rural de Sur, en Sevilla, a la edad de 66 años, en el pasado mes de Octubre. Una gran fotografía suya presidía, semanas atrás, la presentación del balance ante la asamblea general de la entidad, un detalle por parte de su presidente, José Luis García-Palacios Álvarez y de su nuevo director general, Guillermo Téllez, a modo de homenaje a alguien que siempre se preocupó de asegurar el futuro de este tipo decorporaciones tan singulares. Pues bien, a la espera de nuevos acontecimientos y en favor de su protección y de posibles alianzas futuras, los resultados vienen a darle la razón en la necesidad de preservar y potenciar esta vía de apoyo y servicio financiero, fundamentalmente, al agro andaluz, en particular y al cooperativismo, en general.
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