Málaga

“En España hay mucho talento, el problema es que se quiera apostar”

El director de Orquesta malagueño, Santiago Otero, tomará las riendas a principios de año del coro de la Orquesta Filarmónica de Lisboa.

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  • SANTIAGO OTERO. -
  • “En España hay mucho talento, el problema es que se quiera apostar”
  • "Mis padres se dieron cuenta de que esto de la música era lo mío estando ya casado y después de dirigir un concierto en Málaga"
  • "Mi inquietud es sentirme, como hoy en día, con los pies en la tierra, porque en este mundo se te puede ir la cabeza muy rápido"

Si a su vida le faltara la música, una parte de su alma quedaría desierta. Con una formación en dirección de orquesta realizada entre Sevilla y Madrid, Santiago Otero, tiene DNI malagueño pero su idioma no se busca en diccionarios, si no que está escrito sobre un pentagrama. Aunque en breve tenga que cruzar fronteras, no duda en sentarse delante de una taza de café y una grabadora para hablar en tono relajado de sus sueños y sus inquietudes, las que le han llevado por ejemplo, a ser también el director del coro de la Universidad de  Málaga, algo que podrá compaginar con su nueva responsabilidad en el país vecino.

- ¿Cómo afronta su nuevo reto?
- Nervioso, ilusionado y con mucha responsabilidad. Es sacar tu trabajo fuera y eso implica un plus de responsabilidad. Aparte es un país que culturalmente está creciendo muchísimo y apostando mucho por la música, a un nivel que en España sería bueno que lo estudiáramos al menos. Llevar tu trabajo allí impresiona, pero creo que se puede hacer algo curioso.

-¿Qué cree entonces que puede aportar como director?
–Puedo aportar una verdad a la música que me puede diferenciar de otras personas. Una verdad salida desde la más absoluta humildad hacia la partitura pero siempre con la inquietud de sacar lo máximo a las obras con las que trabajo. Y tal como yo las entiendo, puede ser algo muy bueno.

-¿Cómo han sido los primeros contactos con el coro de la Orquesta de Lisboa?
–La impresión es muy buena. Están muy ilusionados y con muchas ganas de hacer cosas. Están ávidos de empaparse. 

-¿Es habitual en el mundo de la música tener a los 30 años una responsabilidad tan grande?
–Cada vez se está dando más pero esto tiene dos caras: la cara negativa es que tienes el riesgo de encasillarte si no tienes la inquietud de seguir queriendo más, porque es una profesión que hay que estar en continua evolución; la positiva es que este tipo de responsabilidades te da muchas tablas. Yo me quedo con la parte positiva porque esto es un pasito más en mi carrera. 

-¿Y cómo evoluciona un director?
–El director se crece como persona. Tu propia madurez humana te va dando prismas distintos. Todas tus experiencias, pensamientos, creencias, crisis de fe…Todo influye en tu papel de director. En tu crecimiento personal va implícito tu crecimiento como director.

-Hablaba antes del crecimiento cultural musical en Portugal. ¿En España sigue siendo una dedicación ‘de segunda’ ser músico?
–Cada vez menos, pero sí. Cada vez menos porque cuando observas a las orquestas del mundo, hay muchos españoles. Esto también ocurre con los directores, en casos como Juanjo Mena con la Filarmónica de la BBC, Jesús López Cobos o Pablo Heras-Casado. En este país hay mucho talento, el problema es que se quiera apostar por el talento. El que tiene inquietud se tiene que ir fuera a hacer masters o a hacer pruebas de orquesta porque aquí pocas oportunidades hay.

-¿Recuerda cuándo dijo en su casa: “papá, mamá, quiero ser músico”?
–Fue complicado,¿eh? Mis padres se dieron cuenta de que era lo mío estando ya casado en un concierto que dirigí aquí en Málaga. Es complicado porque todavía se tiene ese cliché de que sí, te dejan estudiar música pero te dicen: “estudia también una carrera”. Si queremos evolucionar a nivel cultural esa idea hay que quitarla y apostar desde las propias familias por esto. Conozco muchos casos de personas que su propia familia le ha impedido dedicarse a la música. Eso merma mucho. Hay muchos talentos que se han visto en tierra de nadie por tener poco apoyo. Lo que pasa es que al final, yo creo que lo que es tuyo, acaba saliendo.

-Le hago la misma pregunta que se le hace a los toreros: ¿apoyaría a su hijo si quisiera seguir sus pasos?
–Es sacrificar tu vida también de alguna forma, aunque el torero a un nivel mucho más peligroso lógicamente, pero yo lo apoyaría, porque la sensación de sentirte realizado cuando terminas de dirigir una pieza, para mí, no hay nada que lo pueda pagar. Si él o ella quiere seguir mis pasos, tendrán  mi apoyo, aunque la madre no quiera (risas).

-¿Cuáles son sus aspiraciones?
–Seguir teniendo la ilusión que tengo hoy en día de abrir una partitura, de querer descubrir...Si esto te va llevando a nuevas metas y nuevos proyectos como este que afronto ahora,maravilloso, pero mi inquietud es sentirme como hoy en día con los pies en la tierra porque en este mundo se te puede ir la cabeza muy rápido. 

 

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