Se llama mosquito aedes caspius o mosquito marismeño y trae de cabeza a los vecinos de Sacaba, Guadalmar o Parque Litoral, en el entorno del Paraje Natural del Guadalhorce, que exigen medidas más contundentes para que el calvario del pasado verano no se repita. Mientras muchos temen el picotazo (se parece al mosquito tigre y su picadura es más virulenta que la del insecto común), el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía mantienen una guerra abierta a cuenta de la competencia para acabar con esta amenaza para muchos.
El Ayuntamiento de Málaga volvió a pedir este martes “más implicación” a la Junta, a la que ofreció cofinanciar un “ambicioso” plan de acción para batallar contra la eclosión de mosquitos en el entorno, con la presencia diaria de un técnico en la época de alto riesgo, de los meses de marzo a agosto e, incluso, fugimaciones y en áreas conflictivas y desbroces en aledaños.
“Tenemos trampas que indican que están disminuyendo, pero la Junta tiene que tener un papel más activo”, recriminó el edil de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, que recriminó al PSOE que pidan más esfuerzos “cuando los mosquitos están en el paraje, es su competencia”. No lo ven tan claro la Junta que ayer se mostró dispuesta a “colaborar e ir de la mano con el Ayuntamiento”.
El delegado Adolfo Moreno aseguró que “el que realmente es competente en salud ambiental, salubridad pública y medio ambiente urbano son los Consistorios”. “La lucha contra los mosquitos en el paraje y fuera es competencia municipal”, apuntaron. La polémica y la guerra están aseguradas.
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