“Se llamaba Conchi y era mi suegra” encabeza la estremecedora carta de Rosa Muñoz, nuera de la mujer fallecida el pasado miércoles, 1 de junio, en un trágico incendio en su vivienda en la calle Héroe de Sostoa. La misiva fue publicada dos días después del fatídico desenlace en la página web iniciativadebate.org, donde esta mujer honra la memoria de su suegra, quien hoy mismo hubiera cumplido 74 años.
Rosa Muñoz detalla en una extensa carta que su suegra, Conchi, “no era una anciana sola que estaba descuidada. Era una mujer feliz”.
Muñoz indica que a Conchi “la soledad nunca le hizo mella. Necesitaba su independencia”, pero “ni un sólo día de su vida ha dejado de estar atendida por su hijo, o por mí, o por otros familiares”.
Conchi mantenía una vida social “escueta pero selecta”. “No pasaba una semana sin que su sobrina fuera a visitarla para hacerle reiki y una vez al mes iban juntas a comer y al traslado del Cautivo año tras año”.
También “tenía dos amigos con los que salía cada día a pasear y una amiga de la infancia que le mandaba cartas casi cada mes”.
Según esta misiva, Conchi tuvo una vida “muy dura desde chiquita” y tenía un hijo, quien ayudaba a su madre en el pago del alquiler, debido a la “exigua pensión” que cobraba.
Esta mujer era una usuaria de la teleasistencia. Según las palabras de Muñoz, Conchi recibía “una rebaja mensual de 6 euros en este servicio, tras siete años de espera de una ayuda de la Ley de Dependencia”.
