Este lunes 27 de marzo era el día más esperado desde que existe el suburbano en la ciudad. Ahora sí, el metro de Málaga llega al centro. Después de 14 años de obras, aumentos del presupuesto, retrasos acentuados con los hallazgos arqueológicos y paciencias colmadas, el punto neurálgico de la capital está conectada bajo tierra con dos nuevas estaciones, la de Guadalmedina y la de Atarazanas.
Desde que el 30 junio 2014 se inaugurara el metro, este lunes ha sido el día más especial en lo referente al transporte público de la ciudad. Dos nuevas paradas que van a cambiar por completo la forma de moverse por Málaga, aunque con matices. Curiosamente, esto tendrá ciertas limitaciones en días señalados.
Porque después de estar años esperando que el metro llegue al centro con la parada de Atarazanas, en pleno lateral norte de la Alameda Principal y a 150 metros de calle Larios, el flujo de trenes tendrá que cortarse para evitar aglomeraciones.
Esto va a pasar una semana después de su apertura, en Semana Santa. Desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo por la tarde solo podrá usarse para salir del centro, pero no para llegar hasta él y así evitar congestiones en mitad de las procesiones. Por tanto, habrá que bajarse en la anterior, la estación de Guadalmedina.
La de Guadalmedina tiene tres bocas de acceso y la de Atarazanas, dos. Esta última es una parada en línea recta y sin excentridades, y el contraste con la parada de Guadalmedina es muy significativo. Al lado de la estación más grande de Andalucía, la de Atarazanas es más bien pequeña, posee un solo andén.
Una estación que contiene otra gran contradicción: es la más reducida para ser por la que más gente confluya. En situaciones de gran flujo de personas se pondrá a prueba la efectividad de la parada más esperada hasta el momento en Málaga.
Un hito tardío
El metro de Málaga ha consolidado en los últimos años una demanda de casi 7 millones de pasajeros anuales, una cifra que se espera que se duplique hasta los 14 millones gracias a esta prolongación. A la tercera inauguración fue la vencida (ya hubo dos anteriores, cuando aún estaban realizándose las pruebas de seguridad) y el presidente de la Junta, Juanma Moreno, quiso presumir del “hito de primer nivel, el mejor estreno de cara a la próxima Semana Santa [...] a pesar de los sinsabores y los obstáculos. Bien está lo que bien acaba”.
Hubo también autocrítica: "Nos habria encantado tener mucho antes estas infraestructuras. Porque este retraso le ha costado a la Junta cerca de 500 millones de euros”, lamentó Moreno Bonilla, aunque como tuvo el beneplácito del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre: "Debemos pasar página por los retrasos que hubo anteriormente. Habéis superado con nota altísima, con matrícula de honor, la obra de este metro de Málaga".
En el primer viaje de una estación a otra ida y vuelta con decenas de periodistas y personalidades políticas, acompañaron el presidente de la Diputación, Francis Salado, y el alcalde, De la Torre, que volvió a reivindicar la apuesta por el transporte público “sostenible". Para terminar su intervención, Moreno animó a los ciudadanos al uso de estas infrastructuras: "Acercamos a Málaga a esa ciudad sostenible. Malagueños, os animo a utilizar mucho el metro, que también es compatible con los autobuses y los taxis".
Un kilómetro de trazado, seis máquinas expendedoras de billetes, 15 tornos, 114 cámaras... y posibilidad de transbordo en la estación de Guadalmedina, no solo en la de El Perchel. El esquema definitivo del metro a su llegada al centro se realizará en 'X'. Es decir, que la Línea 1 discurrirá desde la para Andalucía Tech hasta Atarazanas, mientras que la Línea 2 lo hará desde Palacio de los Deportes hasta Guadalmedina. De ahí que ahora haya dos intercambiadores, El Perchel y Guadalmedina. Para llegar a Atarazanas, se tendrá que coger siempre la Línea 1.
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