El ya exentrenador del Málaga, Pepe Mel, se sentó en la rueda de prensa de La Rosaleda horas después de enterarse de su destitución. Él se había levantado esta mañana para ir a entrenar, pero una reunión de urgencia entre José María Muñoz y Manolo Gaspar precipitó la decisión, que pilló a contrapié al técnico. "Yo me quiero despedir bien y quiero ser elegante en todo. Tenía dos entrevistas programadas para hoy. La conclusión que tenía ayer es que me iba a sentar en Gijón", se explicó.
"Se me ha comunicado esta mañana, es lo que puedo decir", reconoció Mel, que quedó insatisfecho con la decisión porque él esperaba tener una última oportunidad contra "Asturias", refiriéndose a los próximos partidos ante Real Sporting en El Molinón y contra el Real Oviedo en casa. "La sensación que yo tenía es que me la jugaba frente a Asturias. Ayer me reuní con ellos y hasta esta mañana pensaba que seguía, era mi sensación. Hoy he venido a entrenar… no puedo decirte más".
"En lo profesional estoy jodido. Estoy más acostumbrado a que las cosas me salgan. Tengo ese resquemor de no haber conseguido el objetivo", continuó, para luego contar el porqué de su expresión derrotada tras el empate ante el burgos: "Estoy en una situación difícil por un problema personal. Lo que yo tenía el otro día era una mala noticia en lo personal unida a que al equipo no le terminaran de salir las cosas. Es normal, soy una persona. Me senté aquí con las pulsaciones a mil. Habéis visto lo que ha pasado".
Tras 18 partidos y 18 puntos, Mel seguía confiando en que podía sacar a este club de la situación. "Sinceramente, pensé que se iba a sacar. Creo en los futbolistas. Creo que la segunda vuelta va a ser diferente", subrayó. De hecho, accedió a confirmar lo que todavía no ha hecho el club: "Espero que el compañero Pellicer lo consiga, estoy seguro que lo van a hacer, con estos jugadores comprometidos con el club. Solo ellos pueden sacar al Málaga de esta situación".
"Pido a la afición que les animen. La afición del Málaga va a estar con ellos para que tengamos opciones de salir, y digo tengamos porque me siento también parte de ellos", y añadió: "No tengo ninguna pega de los futbolistas. Aquí están los capitanes conmigo. A algunos ya les expliqué que, en lo profesional, los entrenadores están para tomar decisiones. La sensación que tengo es que todos han confiado en mí".
El técnico fue muy claro cuando se le preguntó si echaba en falta la presencia del administrador judicial, José María Muñoz, que no estuvo en la despedida. "Aquí está conmigo quien quiere estar". Del director deportivo, Manolo Gaspar, asegura no haber tenido ningún problema: "Quiero dejar una cosa bien clara: mi relación con Manolo Gaspar es excelente".
Se va con un sentimiento de impotencia porque el club, una vez habiendo fichado a tres nombres que él pidió (Appiah, Lago Junior y Delmás), pensaba que le dejarían trabajar con estas nuevas piezas. "En el mercado de invierno hemos fichado a tres jugadores y no voy a tener la posibilidad de intentarlo con la gente nueva. Yo esperaba tener esa posibilidad".
Trató de ser elegante, pero no se olvidó de ser directo entre líneas. Mel no esperaba este adiós repentino, cuando hace unas horas pensaba que tendría más balas en la recámara. "Tengo el honor de haber estado de entrenador en el Málaga. Creo que hemos trabajado bien pero el futbol tiene esa pizca de suerte. Si el día del Villarreal 'B' ganamos, creo que hubiera cambiado todo", dijo. Agradeció a los presentes, se despidió de los empleados del club y se abrazó con Manolo Gaspar, el director que, junto a José María Muñoz, lo ha cesado casi por sorpresa.
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