Un atrio es un patio que está a medio camino entre la casa y la calle. Un espacio púbico y privado y viceversa. De este concepto, el de ocupar el espacio público y sentirlo como propio, nace el programa ATRIO, pionero en Andalucía en la atención y ayuda de las personas del colectivo LGTBIQ.
Sirve como apoyo psicológico y acompañamiento a personas del colectivo que sufren odio, discriminación, falta de comprensión, problemas de inclusión o simplemente quieren socializar. Una ayuda que nace de la asociación Engloba, que trabaja la exclusión y vulnerabilidad de varios sectores sociales.
De manera gratuita, cualquiera puede acceder a este programa a través de un formulario y una entrevista inicial para acceder a una terapia individual con psicólogos y grupos de apoyo mutuo. La iniciativa cuenta con la aportación del 0,7% del IRPF autonómico enmarcado en la Agenda Global 2030.
En apenas cinco meses de vida desde que se lanzara en febrero, ATRIO ha atendido a 171 personas. “Hemos superado todas las expectativas. Queríamos llegar a 150 personas atendidas en un año. Cada día sigue viniendo gente en busca de ayuda”, cuenta Santiago Ruiz, director del programa. Empezó operando en Málaga, Sevilla y Almería, pero ahora han tenido que posicionarse en otras dos provincias más debido a la creciente demanda.
“Parece que hay un interés en convertir la identidad y orientación sexual en algo privado, como si la bandera se llevara solo por dentro. Esto no va de llevarlo en tu casa o en tu cama, esto va de ser, y de ser en un espacio público. La idea de este programa es generar espacios públicos que nos conecten con la comunidad”, explica Ruiz. Generar vínculos entre personas LGTBIQ y lograr que se sientan “ellos y ellas mismas” es el gran reto y la máxima satisfacción.
Para jóvenes y mayores
Según los últimos datos de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más, lo que más discriminación sufren son las personas de entre 19 y 35 años (68% de las denuncias). La juventud, sin embargo, no es la única que se enfrenta a barreras y dilemas. También los mayores: “Personas entre 40 y 50 años que sufren respuestas de no aceptación y conflictos en la familia” al comunicar su orientación sexual a edades más tardías.
La asociación Engloba estableció un convenio con la asociación de mayores LGTBI Diversenior (Torremolinos) para ayudar también “los más invisibles” dentro del colectivo.
En estos meses han acudido a ATRIO grupos de personas migrantes que huyen de otros países con una vulneración importante de los derechos fundamentales, mujeres transgénero que han sufrido situaciones escandalosas e incluso personas que han huido de redes de trata.
Una iniciativa para impulsar el apoyo a los LGTBIQ, y aunque se logran avances y se educa en valores, “queda mucho por hacer”, reflexiona el director de ATRIO. “Todavía encontramos personas que se cuestionan por qué hace falta un día del orgullo. Es necesario porque hay gente empeñada en convertir al colectivo en personas que tienen que esconderse”.
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