La tribuna de Viva Sevilla

Confirmados los aranceles, ahora ¿qué toca?

Eduardo Martín Jiménez, secretario general de Asaja-Sevilla, habla sobre las medidas que habría que acometer para paliar los aranceles de Trump.

El pasado 18 de octubre se confirmaron los peores augurios para el sector agrario español: la amenaza de imposición de aranceles por parte del gobierno estadounidense por el caso Airbus, ratificada por la Organización Mundial del Comercio (OMC), es ya una realidad.

Los daños que se barajan en el sector agrario van más allá del importe de este desmesurado arancel del 25%, puesto que debe estimarse también la pérdida, total o parcial, de ese mercado. En cualquier caso las cifras son mareantes, y en el caso de Andalucía pueden rondar los 600 millones de euros, mientras que en nuestra provincia, en Sevilla, se aproximarían a los 200 millones.

Se estima que 2 de cada 3 euros que pierda España por este incremento tarifario la sufrirán los agricultores y las empresas andaluces. Reflexionar ahora sobre por qué las producciones agrícolas se encuentran dentro de la OMC y por tanto son susceptibles de imposiciones arancelarias y objeto de las guerras comerciales entre países, o sobre por qué la agricultura “vuelve a pagar los platos rotos” de un conflicto ajeno como es el aeronáutico, o sobre por qué está triunfando el “proteccionismo salvaje” frente a la ya larga tradición de acuerdos y encuentros, resulta ya del todo estéril.

Ahora toca liderar la estrategia para resarcir los daños a los sectores afectados, toca iniciar acciones de contrataque, y toca redoblar los esfuerzos para recuperar o para buscar nuevos mercados. Y ese liderazgo lo tiene que ejercer el Gobierno de España, no vale esconderse tras el parapeto de la Unión Europea, que siempre es lenta en sus reacciones.

Tiene que ser nuestro Gobierno, como principal país afectado (aceite, vino, aceituna, queso, cítricos, derivados del porcino, entre otros), el que “tire del carro”. Una circunstancia que se nos antoja complicada a tenor de la reciente propuesta del  presidente del Gobierno, quien hace unos días anunció en una visita a Andalucía que para afrontar el efecto de estos aranceles propondría una “reducción de las peonadas necesarias para cubrir el subsidio agrario”.

No nos engañemos, el contador de daños está ya en marcha y hay que actuar rápido, ya que un mercado cuesta mucho tiempo abrirlo, mantenerlo y consolidarlo, y, sin embargo, unos pocos minutos bastan para perderlo. La solución pasa por establecer compensaciones económicas para las producciones afectadas (Irlanda recibirá 50 millones de euros para su sector de carne de vacuno afectado por la incertidumbre del Brexit y los agricultores y ganaderos de EE.UU. percibirán 24.000 millones de dólares en compensación por los daños causados por la guerra comercial con China); y pasa también por sacar del cajón los recargos arancelarios que la Unión Europea tiene ya aprobados por la OMC e imponer, de manera inmediata y paralela, nuevos aranceles a los sectores más sensibles de la economía de los EE.UU. Esta es sin duda la mejor medida de presión ante la sinrazón del Gobierno de Trump.

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