La tribuna de Viva Sevilla

Andaluces Levantaos

...Andaluces levantaos y no consintáis que siga adelante una España injusta, insolidaria y desigual

La frase con la que titulo este artículo no es mía, ya hace años sirvió de denominación a una Asociación de próceres andaluces (Rafael Escuredo, Manuel Clavero y Alejandro Rojas Marcos, entre otros) que la constituyeron para animar a Andalucía a pedir, en versión moderna, tierra y libertad, o sea para que urbi et orbi se supiera que estamos aquí y que somos merecedores de una atención igual o parecida a la que reciben madrileños, catalanes y vascos, y viene del estribillo del himno de Andalucía  de cuya letra Blas Infante fue el autor, allá por el primer tercio del siglo XX.

No vamos a ocultar que los andaluces tenemos parte de responsabilidad en esa falta de atención que denunciamos, por nuestra dejadez y desidia en la defensa de nuestros intereses, pero no es ésta la causa principal de ese abandono al que históricamente hemos estado sometidos por parte de nuestras autoridades, que desde el siglo XIX, por razones unas veces conocidas y otras no, han condenado a nuestra tierra al ostracismo más desdeñable y despreciable, pese a ser la primera comunidad autónoma de España en población y la segunda en territorio, muy cerquita de Castilla y León que es la primera territorialmente hablando.

Pienso que es indiscutible que Andalucía ha sido el territorio más cohesionador y vertebrador del Estado español, papel que dada su historia y tamaño y dimensión le ha correspondido y nunca hemos pedido ningún premio  ni gabela por ello, pero lo que no podemos consentir es que esto se convierta en un elemento de castigo y de marginación. En este sentido son constantes y reiteradas las alusiones peyorativas, e incluso insultos, que se producen contra Andalucía desde Madrid, Cataluña y País Vasco en boca, en muchos casos, de sus personajes más conspicuos.

El abandono es tal que, si no fuera por la actuación de dos sevillanos ilustres (Felipe González y Alfonso Guerra) con motivo de la Expo 92 de Sevilla, nos encontraríamos a estas alturas en muchos aspectos como en el siglo XIX.

Si seguimos la prensa y los medios de comunicación en general podremos observar, sin lugar a dudas, que sólo se habla, día tras día y año tras año, desde tiempo inmemorial, de Cataluña, País Vasco y Madrid, cómo si el resto del país no existiera.

¿Qué hacer frente a este panorama ? Cualquier cosa legítima menos permanecer,  como hasta ahora, conformistas, inactivos y desidiosos. Habrá que redoblar el esfuerzo, porque mucho me temo que el futuro que se nos presenta a partir del día 2 de octubre no es muy halagüeño. Por un lado tendremos que abandonar nuestra tradicional desgana y apatía y por otro exigir a los poderes públicos competentes mayor justicia, igualdad y solidaridad para iniciar un camino de convergencia con las Comunidades ricas, para que en un período de tiempo relativamente corto podamos equipararnos lo más posible a dichas Comunidades.

Desgraciadamente, por ahora, no van los temas por ahí. Todas las claves conocidas nos indican que la negociación que se le va a ofrecer a Cataluña, a la que me temo que antes o después se sumará el País Vasco, a partir del 2 de octubre, para, como dicen, mejorar el encaje de estas Comunidades en España y profundizar en la asimetría ya existente, consistirá en una mejora sustancial de su financiación que siempre tendrá que producirse a costa del resto de las Comunidades que se verán consecuentemente perjudicadas en su financiación, lo que afectará negativamente a la convergencia entre Comunidades y, en concreto, a la calidad de vida de Andalucía.

Si el sistema autonómico, sobre todo en cuanto a su régimen de financiación, tiene deficiencias, subsánense, pero no se sigan adoptando medidas que abran una brecha mayor entre las Comunidades ricas y el resto.

Andaluces levantaos y no consintáis que siga adelante una España injusta, insolidaria y desigual.

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