E l sevillano Rafael Cansinos Assens puede ser considerado, junto a Gómez de la Serna, entre los principales iniciadores de la vanguardia literaria en España, razón por la que no son autores reconocidos por la mayoría de los lectores. Si Gómez de la Serna fue tal vez el primer motor, paralelo en fechas al Cubismo, Futurismo y Dadaísmo europeos, es conocido casi exclusivamente como autor de las greguerías, olvidándose sus novelas, que podrían ser antecedentes del surrealismo europeo.
Por su parte, Rafael Cansinos representa la primera síntesis de esos citados movimientos cuando impulsa en Madrid el Ultraísmo español, iniciado en Sevilla en 1918, con Adriano del Valle e Isaac del Vando Villar, entre otros. Y lo curioso es que, siendo Cansinos la figura principal, será también quien pone la puntilla al Ultraísmo, con su novela El movimiento VP, de 1921.
Este primer arranque iniciado en Sevilla y continuado en Madrid, tendrá en las revistas Grecia y Ultra sus principales vehículos, cuya importancia, sobre todo, viene de ser la base de los vanguardistas de la Generación del 27, como reconoció Alberti en sus memorias. Pudiera resultar extraño que no fueran Madrid, o Barcelona, sino Sevilla, donde se produce el inicio del movimiento, pero es bastante lógico dado el tradicionalismo de la ciudad en esos momento, lo que provoca la reacción de los jóvenes.
El surrealismo, desde el eje de la generación del 27, escasamente estudiado en España hasta fines de los años sesenta, es sin duda la culminación de la primera vanguardia (los movimientos anteriores a la segunda guerra mundial) y el punto final de la misma. Y aquí vuelve a sorprendernos un detalle esencial. Los principales surrealistas y el mayor número de los de la generación del 27 son andaluces: García Lorca, Aleixandre, Alberti, Carnuda, Prados, Altolaguirre, Francisco Ayala, entre otros menos conocidos, como Rogelio Buendía, Rafael Lasso de la Vega, Pedro Raida, Miguel y José María Romero o Pedro Garfias, lo que supone línea de continuidad de andaluces entre los ultraístas y surrealistas españoles.
En contraposición, tras la guerra civil y con la llegada de la poesía social y testimonial, prácticamente no hay ningún andaluz en las antologías poéticas, lo cual resulta significativo. Pero el olvido de muchos de los citados no es sólo por el hecho de que algunos se apartaran de los planteamientos iniciales, o no estuvieran en los círculos principales madrileños, sino muy especialmente porque tras la guerra civil, salvo alguna excepción, la vanguardia se convierte en un tema tabú, al igual que sucede en otras dictaduras, como el régimen soviético tras la revolución.
Habiendo apostado por el bando perdedor, fue depurado por el régimen de Franco, que le retira el carnet de prensa, y se refugia en una especie de exilio interior, dedicado casi exclusivamente a la traducción, campo en el que destacan las obras completas de Dostoyevski y de Balzac Hay que esperar a los años setenta para que se inicie la recuperación de todos los autores marginados por la censura, como sucede con Rafael Cansinos, quien reúne la condición de poeta, novelista, ensayista, periodista, crítico literario y traductor (inglés, francés, alemán, árabe, ruso).
A pesar de que Cansinos se fue a Madrid con quince años, Andalucía y Sevilla son un referente esencial en su obra, la cual, vista en su conjunto, nos sitúa ante una de la figuras intelectuales y creadoras más importante del siglo XX, como afirmaba Borges, quien definió a Cansinos como su maestro.
Ya desde 2010 se inició con Cuentos judíos contemporáneos la edición digital de las obras completas de Cansinos, en buena parte inédita, lo que confirma esa falta de interés por los grandes heterodoxos españoles hasta fecha muy reciente. De hecho la “Fundación-Archivo Rafael Cansinos Assens” inició su andadura en Sevilla en 2010, con sede en el Centro cultural Santa Clara, pero por la falta de apoyo del Ayuntamiento, con el cierre de la sede en 2012 y de las ayudas económicas en 2013, la Fundación se emplaza definitivamente en Alcobendas (Madrid).