Caddy Adzuba

Publicado: 28/10/2014
En su discurso pide cuentas a empresas multinacionales que han ayudado a que se desarrolle una guerra que ha quitado la vida a más de 6 millones de personas y su dignidad y honor a más de 500.000 mujeres violadas...
La verdad es que hoy pensaba escribir sobre otras cosas completamente diferentes, pero ayer recibí a través de las redes sociales noticia del discurso que había pronunciado Caddy Adzuba en la entrega de los premios Príncipe de Asturias 2014 y no puedo hacer otra cosa que servir modestamente desde esta página a difundir su mensaje, pues he quedado totalmente impactado tanto por lo que dijo como por lo que he tenido la oportunidad de leer sobre su biografía y especialmente sobre la realidad social contra la que lucha.

En su discurso pide cuentas a empresas multinacionales que, buscando esos intereses que están detrás de la inmensa riqueza del subsuelo congoleño, han ayudado a que se desarrolle una guerra que ha quitado la vida a más de 6 millones de personas y su dignidad y honor a más de 500.000 mujeres violadas.

Denuncia que en el Congo las mujeres siguen siendo violadas, los niños reclutados a la fuerza para los grupos armados, las familias errando por los caminos, las aldeas incendiadas.
Según la revista American Journal of Public Health, 400.000 mujeres de entre 15 y 49 años fueron violadas en ese país en 12 meses entre 2006 y 2007.

Caddy Adzuba está amenazada de muerte por denunciar esa violencia sexual y en su discurso se preguntaba si la paz y la dignidad humana son un lujo para las mujeres pobres. Y reclamaba un Tribunal Penal Internacional para la República Democrática del Congo que haga que los crímenes cometidos contra las mujeres congoleñas en estos últimos 18 años no queden impunes y se refuerce el mandato de la Corte Penal Internacional.

Ello en un mundo donde también tenemos que leer cómo se lapida a las mujeres, al menos en Irán, Somalia y Nigeria. O cómo se recluta a esclavas que son violadas hasta la espeluznante cifra de 60 veces al día por el ejército islámico.

Por eso, no puedo sino clamar con Caddy Adzuba para que se devuelva el honor y la dignidad a esas  mujeres, se acabe con esa situación y recitar con ella: Necesitamos dos manos para escribir/ dos para acariciar/ dos para aplaudir/ y todas las manos del mundo para la paz.

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