La tribuna de El Puerto

En un rincón del cuadrilátero

¿Qué quieren que les diga? Lo del “clan” de la basura es de hacérselo mirar; otro favor de campaña

Publicado: 20/09/2019 ·
10:55
· Actualizado: 20/09/2019 · 12:22
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  • El Ayuntamiento de El Puerto. -
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Viva El Puerto

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Alejandro Merello

Y ya han pasado los cien días… con sus noches incluidas, que diría Sabina. Si bien este periodo de gracia tiene su origen en las Guerras Napoleónicas, fue en tempos de Franklin D. Roosevelt donde se aplicó al periodo de cortesía que se ofrecía a los nuevos gobiernos en los inicios de sus mandatos.¿Qué quieren que les diga? Si los cien días de Roosevelt se caracterizaron por una frenética iniciativa legislativa, los cien días del equipo de gobierno del Sr. Beardo se han caracterizado por un frenético cúmulo de despropósitos. Y que conste que la señoría se la otorgo por sus antecedentes académicos, que muchos señores hay con menos estudios. El curso político se nos presenta “calentito”.

Nada más conocer los resultados, aposté con un conocido –eso sí, simbólicamente- que sin duda, una de las primeras medidas que nuestro alcalde tomaría sería subir la remuneración del equipo de gobierno, enmascarado tras un guiño a la oposición con una subida generalizada de los honorarios de toda la Corporación.

A ver, que no discuto que uno deba ser remunerado en función de su labor y dedicación; que entiendo que ese tipo de medidas son tomadas al inicio de los mandatos, pues son medidas incluidas en los plenos de organización. Pero entiéndanme, sólo se me ocurre un calificativo para el espectáculo que Beardo nos regaló al faltar descaradamente a la verdad, negando la evidencia: bochornoso.

No pasa nada, marcha atrás. Que no hablamos de ba-lon-ces-to –como diría aquel- y el “campo atrás” está permitido. Luego vino la dimisión del Sr. Navarro. Dimisión injusta en mi opinión, por ser consecuencia de una imputación injusta. Pero, ¿no eran conscientes del alto porcentaje de probabilidad de que esa casuística se diera? Al parecer no. Consecuencia: el Sr. Navarro protagoniza el primer enfrentamiento entre socios, que no amigos, y se ve arrojado al escarnio de la opinión pública. Otro derrape fue el control de la venta ambulante ilegal en Valdelagrana. Parecía que se tomaban medidas…, ¡por fin! Otro espejismo.

Una pena, la verdad, seguramente habrá que arreglar la situación interna de la Policía Local, que ya de por sí está calentita, antes de velar por el comercio portuense. Y ya para colmo de males, el pago de favores. Y vídeos que van y vienen en redes en un sentido u otro, réplicas y justificaciones que no calan en el atónito público digital. Éramos pocos y parió por cesárea asistida –no les digo por quién- el equipo de gobierno un gerente ya olvidado.

Y aquí viene el quid de la cuestión: con su compensación por despido en 2015, en caso de fallo a su favor del Supremo, retenida en presupuestos anteriores. Despido ya consignado frente readmisión y salario de compensación más seguridad social… ¡Y hay quien dice que las matemáticas no sirven para nada!Jamás en mis años en la política contemplé a un habilitado del Estado, en particular de la intervención municipal, advertir pública y tan directamente a un equipo de gobierno de las consecuencias de sus actos.

Pero a todo parto sigue un alumbramiento y algún iluminado decidió pagar otro favor, saltando unos “puestecillos” en la lista de empleados por el servicio de basura ¿Qué quieren que les diga? Lo del “clan” de la basura es de hacérselo mirar, pero hombre, ¡para subsanarlo! No para hacer uso indebido de él y pagar otro favor de campaña.

Y entre favor y favor, las promesas: la central de autobuses, el aumento del presupuesto de Turismo, el plan de rehabilitación para Los Milagros –que me alegro por ellos, pero que espero no implique que volvamos a perderlo para el Centro-, el puente, la reestructuración de Urbanismo, podría seguir, pero no les quiero aburrir… que esta película ya la han visto.

Verán, los comienzos de los cursos políticos siempre son ilusionantes para aquellos que los inician. Y son esos momentos los que hemos de aprovechar. Me consta que se ha recuperado el talante de las conversaciones con el funcionariado, me consta que se está escuchando a los técnicos, y ese espíritu choca frontalmente con el periodo desértico que encabezó De la Encina.

Una pena que ese talante no se traslade al entorno político, que si bien no era el ideal, ya dejó patente en la última sesión plenaria que nivel tendremos. Ya me lo estoy imaginando: “En un rincón del cuadrilátero, vistiendo calzón rojo, De la Encina. Al otro, con calzón azul, Bello”… si les gusta el cine gore -ya saben: el de la sangre por doquier-, cojan las palomitas y a disfrutar del espectáculo. Lo malo es que todo espectáculo violento, la sangre salpica a quien lo contempla.

En política pasa lo mismo, y estos se darán hasta en el carnet de identidad. A base de acusaciones, reproches y hasta insultos… y nosotros, salpicados. Los que me siguen saben que este regidor no es santo de mi devoción.

A mis antiguos compañeros no me queda nada, políticamente hablando, que decirles… ellos saben a qué me refiero. A los recién incorporados que forman parte del nuevo equipo de gobierno, si ellos me lo permiten, les aconsejo que no pierdan la ilusión y la vocación de servicio público, pues este es el objetivo que los ha colocado donde están. Eso sí, a todos, incluido Beardo, les deseo lo mejor… política y personalmente, hablando.

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