Leocadia Benavente
De vergüenza ha sido el primer Pleno ordinario del mandato, un Pleno que debió haber pasado sin pena ni gloria donde las pocas luces las pusieron las mociones de la oposición, pero que se convirtió en una batalla campal por la incapacidad del alcalde de dirigir el debate. El punto en el que como se dice coloquialmente “se lió” fue el que exigía al alcalde que no interfiriera en el cumplimiento del convenio de los trabajadores de FCC en el pliego de limpieza y recogida de basuras.
Aunque Germán prometió trabajar para todos, la verdad es que por ahora solo ha trabajado para los suyos, colocando a aquellos que le han sido afines en la campaña. Sólo así encuentro explicación a que gaste ciento noventa mil euros en reincorporar a un gerente despedido hace tres años y sólo así puedo entender que la empresa FCC coloque como fijo a un eventual que tenía a más de cien trabajadores por delante en la lista.
El convenio recoge que los eventuales pasen por estricto orden de antigüedad a la condición de fijos, pero en este caso, se ha colocado a un señor que llevaba poco más de un año trabajando frente a otros que llevan esperando diez. Bajo la sombra del enchufismo se desarrolló el punto, con gritos de algunos de los trabajadores de FCC que denunciaron que algunos efectivos y maquinaria pagados con los impuestos de los portuenses se desviaban a la vecina ciudad de Jerez.
No hubo contestación alguna por el equipo de Gobierno a esta grave acusación. Lo más desagradable sin embargo fue el enganche del Sr Bello con las dos principales figuras del partido socialista. Bello estuvo desafortunado en sus comentarios y en su actitud. El momento vivido recordaba a una pelea de perros. Beardo, en vez de exigirle a su portavoz respeto hacia la oposición, le dejaba “cuerda larga”, omitiendo su obligación de dirigir el debate y parar la lamentable escena sólo porque Bello es uno de los suyos.
También en la Junta General de El Puerto Global mostró Beardo su parcialidad, impidiendo a los miembros de la Junta hacer preguntas a los abogados que él mismo llevó para que depusieran informe, o repreguntar a la Interventora, como si éstos fueran de su propiedad. Mala forma de entender la democracia. Como dice el refrán, si quieres saber cómo es Fulanito, dale un carguito.
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