La Pasión no acaba

Alianza rural

Estoy en el postre y acabo de sentir dentro de mí la sacudida de una evidencia que a menudo paso por alto. Este puñado de fresas tiernas tiene el color de...

Publicado: 03/06/2020 ·
18:45
· Actualizado: 03/06/2020 · 18:45
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  • Fresas. -
Autor

Víctor García-Rayo

El periodista Víctor García-Rayo es el presentador y director del programa La Pasión de 7TV Andalucía

La Pasión no acaba

Dedicado al alma de

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Estoy en el postre y acabo de sentir dentro de mí la sacudida de una evidencia que a menudo paso por alto. Este puñado de fresas tiernas tiene el color de la vida latiendo en las entrañas de la tierra. Estoy mordiendo lava fresca con jugo de sangre del campo y tiene mi paladar el placer dulce de la fruta hecha con el esfuerzo de los hombres, con el paso del tiempo, con el mimo de quien sueña cada mañana con su trozo de tierra y la labra con el amor natural de quien hizo del medio agrícola su manera de amar la vida y andar por ella. En la televisión emiten un reportaje de trashumancia y las veredas reales son testigos, junto a las fincas alquiladas, de un nuevo curso de pasto para el ganado que se desplaza por el territorio para comer, para criar, para perpetuar el ciclo. Un puñado de hombres duerme al raso, comparten trozos de queso y pan del pueblo cercano junto a un café recalentado. Han dormido muy cerca de sus caballos, con la cabeza sobre la montura y los labrios quemados abiertos al relente de una nueva madrugada. Hay que recontar las vacas y ponerse en camino para buscar las lomas altas del sesteo.


Estoy mordiendo una fresa y sé que a esta hora hay una cuadrilla de magníficos peones pateando las fincas de olivos para repasar los goteos, los terrones y las malas hierbas. Justo en este momento hay muchas personas subidas a tractores, montadas en mulos, aparejando caballos y arreglando cosechadoras. Hay mujeres con callos en las manos y agricultores con heridas en el alma. Hay surcos regados con gotas de sangre y carriles que llenaron de lágrimas los agujeros de las escorrentías a la hora de la soledad del ganadero que miraba al cielo porque no podía pagar el último camión de pienso. Hay árboles frutales queriendo parir maravillas de Dios, hay verduras en el horizonte y cereales jugándose la vida. Justo en este momento nacen toneladas de esperanzas en cientos de miles de hectáreas y en muchos despachos de las gentes del campo. Hay fábricas con gente que trabaja a turno calibrando y seleccionando el producto natural para que yo lo consuma plácidamente rodeado de los míos y con el paladar lleno de fresa.


Abramos los ojos y observemos la realidad de colectivos como Alianza Rural, gente comprometida con el bienestar de los protagonistas de este ciclo maravilloso. Alianza es una hermosa palabra que viene del verbo aliar (unir, sumar, pegar, coser) y rural quiere definir las cosas del campo (de la agricultura y la ganadería). Una Alianza Rural es un regalo para el progreso, para la vida. Y nos necesitan. Por eso a esta hora, con el paladar lleno de fresa, quiero darle las gracias a quienes hacen posible que mi sociedad descanse en la felicidad. 

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