La Gatera

La mejor España

No sé si a usted le pasa como a mí, pero todos tenemos un amigo que da mucho la lata, que te manda mil “memes” por wasap, que te destripa el final de las pelís

Publicado: 18/03/2020 ·
18:45
· Actualizado: 18/03/2020 · 18:45
Autor

Rosa G. Perea

Rosa G. Perea es escritora. Es cofundadora del Club de Lectura del Ateneo de Sevilla y editora en Almuzara

La Gatera

Como escritora, editora y colaboradora en medios de comunicación, Rosa G. Perea habla de todo, predominando la cultura

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No sé si a usted le pasa como a mí, pero todos tenemos un amigo que da mucho la lata, que te manda mil “memes” por wasap, que te destripa el final de las películas, que te escribe que estás más gordo en los comentarios de tu foto en las redes sociales, y muchas cosas negativas más. Tantas que te preguntas y te preguntan que por qué narices sigue siendo tu amigo. Pero echas la vista atrás y recuerdas que en los momentos difíciles, cuando te quedaste en paro, cuando te dejó tu novia o murió tu padre, ahí estaba él, apoyando y sacando de ti y de sí mismo, lo mejor.


Pues así somos los españoles. Peleones, protestones, inconformistas, caprichosos, desagradecidos y olvidadizos. Pero los mejores en los peores momentos. La mejor España es la que sale en los peores momentos. La que se olvida de todos esos complejos y se queda en casa, la que llama por teléfono a esa vecina que sabe que vive sola por si necesita algo, la que compra lo que necesita para salir lo menos posible sin hacer acopios desmedidos (es sólo un pequeño porcentaje el que ha comprado con locura, no somos todos), la que pone música en su balcón para el deleite del vecindario, el que graba un video para hacernos reír… y muchas cosas positivas más.


Y sobre todo la mejor España es la que viste de blanco y verde (como mi bandera, la de mi Andalucía) la de los sanitarios que se están dejando la vida. O la que viste de amarillo o naranja fluorescente, limpiadores, transportistas, carteros… o la que viste como usted y como yo, funcionarios que sostienen esos servicios públicos que hacen que nuestra vida sea un poco más cotidiana. Bendita cotidianeidad.


Les contaré una historia que me contaban a mí de pequeña: Un niño estaba intentando conseguir un papel en una obra de teatro en la escuela. Su madre contaba que el niño había puesto su corazón en ello y ella temía que no fuera elegido. El día que los papeles de la obra fueron repartidos, el niño llegó a su casa y con los ojos brillantes de orgullo y emoción le dijo a su madre: "Adivina qué mamá, he sido elegido para aplaudir y animar, el mejor de los papeles”.

Pues bien, a la mejor España le ha tocado el papel de quedarse en casa, animar y aplaudir a las ocho de la tarde. Cuídense mucho, que nos queda mucha vida que disfrutar.

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