La Gatera

Pajares

Tengo especial debilidad por los actores que nos llevaron de la mano de aquellos kitschs años setenta a la puerta de la “modernidad” de los noventa, donde comen

Publicado: 02/10/2019 ·
22:51
· Actualizado: 02/10/2019 · 22:51
Autor

Rosa G. Perea

Rosa G. Perea es escritora. Es cofundadora del Club de Lectura del Ateneo de Sevilla y editora en Almuzara

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Como escritora, editora y colaboradora en medios de comunicación, Rosa G. Perea habla de todo, predominando la cultura

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Tengo especial debilidad por los actores que nos llevaron de la mano de aquellos kitschs años setenta a la puerta de la “modernidad” de los noventa, donde comenzamos a hablar de Europa como de nuestra casa. Esos actores a los que algunos acomplejados no dieron el sitio que merecían, quizás porque en aquellas películas reflejaban fielmente lo que no queríamos reconocer, que éramos un país en vías de desarrollo. Pero otros sí vieron lo evidente y pusieron de manifiesto su gran calidad profesional. Como fue el caso de Andrés Pajares, que acaba de publicar unas bellísimas memorias que recomiendo fervorosamente su lectura: Mis memorias... antes de que se me olviden.

Premio Goya al Mejor Actor (1990) por su trabajo en ¡Ay, Carmela!, la extensa trayectoria de Andrés Pajares -es actualmente el decano de los actores cómicos españoles- brinda un recorrido por la época más gloriosa del cine y teatro españoles en el pasado siglo. Tras sus inicios como actor cómico en salas de fiesta y en las compañías musicales de Antonio Machín, Manolo Escobar y Tony Leblanc, comparte el escenario con figuras como Sara Montiel y Rocío Jurado, antes de formar su propia compañía de revistas (Más vale pájaro en mano, Del coro al caño, La risa está servida). Pajares se convirtió así en una figura extremadamente popular de nuestras tablas.

Su participación en numerosos programas de televisión -especialmente con un personaje, El currante, llevado al cine años después por él mismo- fue el preludio de su colaboración en 1979 junto a Fernando Esteso en Los bingueros. Pajares y Esteso trabajaron juntos en nueve películas a las órdenes de Mariano Ozores, cintas que alcanzaron un éxito descomunal en taquilla y que el público español asocia ya, indisolublemente, a los años de la Transición y el advenimiento de la democracia. La pareja trabajó en el cine hasta 1983, año en el que rodaron La Lola nos lleva al huerto. Cuatro años después volvían a coincidir sobre los escenarios en La extraña pareja, de Neil Simon. Posteriormente, el trabajo de Pajares para cineastas tan renombrados como Carlos Saura, Luis García Berlanga o Imanol Uribe, confirmaría a propios y extraños su gran versatilidad interpretativa y su capacidad para desenvolverse con igual maestría en registros dramáticos.

Estas memorias son -además de un texto enormemente ameno, viva muestra de la idiosincrasia de su autor- un documento histórico de primera magnitud para el conocimiento en profundidad, y desde las bambalinas, de una época crucial del cine y teatro españoles.

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