La Gatera

23 disparos

Hace unos días se entregaron los Premios Imagenera, el concurso de Creación Documental que convoca el Centro de Estudios Andaluces...

Publicado: 22/11/2018 ·
22:42
· Actualizado: 22/11/2018 · 22:42
Autor

Rosa G. Perea

Rosa G. Perea es escritora. Es cofundadora del Club de Lectura del Ateneo de Sevilla y editora en Almuzara

La Gatera

Como escritora, editora y colaboradora en medios de comunicación, Rosa G. Perea habla de todo, predominando la cultura

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Hace unos días se entregaron los Premios Imagenera, el concurso de Creación Documental sobre la Realidad y Memoria de Andalucía que convoca el Centro de Estudios Andaluces. La entrega se hizo en el marco del Festival de cine, en el precioso teatro Lope de Vega. El primer premio fue para el documental 23 disparos, dirigido por Jorge Laplace y producido por Andalucía Digital Multimedia, con la participación de Canal Sur Televisión. Si se está usted preguntando por qué ese título tan singular, le diré que hace referencia a los 22 impactos de bala que se encontraron en las fachadas de los edificios de la capital malagueña en aquella manifestación por la autonomía para Andalucía del 4 de diciembre de 1977, y el disparo 23 que fue el que mató a Manuel José García Caparrós. Un joven (casi un niño) de 18 años que salió de su casa sin saber que le esperaba la muerte.

Durante la proyección del documental se podía cortar el silencio con un cuchillo. Las imágenes de sus hermanas, que llevan 40 años pidiendo que se esclarezcan los hechos, nos llenó de una mezcla entre rabia y tristeza. Tres mujeres que tuvieron que aprender a vivir solas, porque la muerte de su hermano trajo la de su padre y más tarde la de su madre. Y como hilo conductor un inspector de policía retirado, obsesionado con encontrar la verdad.

Testimonios de policías retirados que estaban allí, del periodista Juan de Dios Mellado, de Paco de la Torre y quizás el más emotivo, el del chaval (un hombre hoy) que recogió a Caparrós y lo llevó al hospital Carlos Haya, y al que en algún momento quisieron colgarle la muerte. Aún hoy, cuarenta años más tarde, se emociona contando cómo veía que se le escapaba la vida a ese chiquillo.

Sus hermanas, allí presentes, mujeres dulces y de mirada muy limpia, piden justicia, que no venganza, y hasta tienen un maravilloso gesto de nobleza cuando dicen que quieren saber la verdad, pero no a medias, porque no quieren ensuciar el nombre de un inocente.

Enhorabuena a Jorge Laplace y a su equipo. Enhorabuena al Centro de Estudios Andaluces, especialmente a su directora, Mercedes de Pablos, por apostar por proyectos así, y por recuperar para nuestros jóvenes estos hechos que no deben volver a repetirse jamás.  

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