Fueron 53 años los que el pintor surrealista Salvador Dalí compartió con su musa, su esposa: Gala. Sus destinos quedaron unidos desde el primer momento en que se vieron. Unión marcada por una gran atracción sensual, aunque despojada de sexo. Una unión que llevaba el marchamo del dolor, de la dependencia enfermiza y como no podía ser de otra forma de la tragedia.
Se conocieron en el verano de 1929, en el que el matrimonio Paul y Gala Éluard, junto a su hija Cécile llegaban a España, concretamente a Cadaqués desde París. Paul ya había conocido a Dalí en Francia junto a André Breton y al pintor René Magritte y quiso volver a contactar con él.
Por otro lado, Dalí volvía a Cadaqués en compañía de su hermana Ana María con el corazón triste por una ruptura sentimental. Ana María había sido hasta ese momento su musa y sobre todo su mayor apoyo. Era tan fuerte la relación entre los hermanos que las malas lenguas decían que habían traspasado la línea del amor filial y rozado el tabú del incesto.
Dalí tenía 25 años aquel verano. Era un hombre hermoso, con esa belleza española salvaje y con una inteligencia magnética. Aquello ya le había abierto muchas puertas en París. Pero debajo de esa apariencia había un joven débil que estaba sufriendo una crisis emocional.
Gala que tenía 36 años, (once años más que él o algunos más cuentan las malas lenguas) se convirtió a partir de ese momento en la llave de la puerta de Dalí dejando en el camino más de un "cadáver". El padre de Dalí no podía aceptar la relación de su hijo con una mujer casada y mayor que él y Buñuel sintió un rechazo tan profundo por Gala, que le separó para siempre del pintor. Una tormentosa relación basada en la fascinación que ejercía Gala sobre el pintor y la fascinación que los demás ejercían sobre Gala, que abiertamente coleccionaba amantes mientras Dalí se convertía en el mito que conocemos.
Hoy siete de septiembre (Como la canción de Mecano, grupo que dedicó una de sus mejores canciones al genio) se cumplen 123 años del nacimiento de Gala. O muchos más, ¿quién sabe? Una de las mujeres más odiadas de la Historia contemporánea (compitiendo quizás con Yoko Ono), pero algo es indiscutible, fue la mujer que lo entendió y que consiguió que diera lo mejor de sí.