La Gatera

Tatín Muriel

Sevilla es una ciudad mestiza, ecléctica… los sevillanos nos emocionamos con “Soleá dame la mano”, con la Joplin y su “Maybe"...

Sevilla es una ciudad mestiza, ecléctica… los sevillanos nos emocionamos con “Soleá dame la mano”, con la Joplin y su “Maybe”, con el quejío de Camarón, o con el “Erbarme dich” de la “Pasión según San Mateo” de Bach. Por lo menos servidora. Y no lo reparte durante el año, Sevilla es una sucesión de acordes tan diferentes como es pasear por el centro y llenarse los ojos de Mudéjar, Barroco o el costumbrismo de Aníbal González. El creador sevillano tiene su concepto de arte como un puzle donde el color de las piezas es diferente, y paradójicamente encajan a la perfección.

Esto es Tatín Muriel y su maravilloso disco “Mis lunares favoritos”. Ha llegado a mis manos por casualidad (¡Gracias, Macarena!) y se ha quedado a vivir en mi equipaje musical. El de gala. No el de acompañarme mientras trabajo, sino el de acompañarme mientras paseo. Que es música para mirarla a los ojos y tener bemoles (perdón por el mal chiste) de sostenerle la mirada.

Es un disco poliédrico y a la vez homogéneo. Un disco que te trae el humo de los clubs de jazz cerca del lado norte de Chicago (lástima que queden ya tan pocos y tan ecológicos, lo dice una no fumadora), y el pellizco de piel morena de Triana o Smash. Un disco valiente de unos chicos valientes. Gente que ama lo que hace y quiere saber lo que ama. Y como no puede ser de otro modo, tienen un directo auténtico. De esos que el viejo Dylan ha creado durante años. Un directo que se reinventa en cada actuación. En las palabras de Tatín: Podría decirse que las canciones son solo “el hilo argumentativo”, mientras que lo que pasa en el directo es la historia completa.

Hacer música es una cosa muy seria, tan seria que Brahms decía que componer no es difícil, que lo realmente complicado es tirar debajo de la mesa las notas que sobran. Pero aquí no sobra nada. Tatín ha construido música y letra con el mimo y el buen hacer del que, a pesar de su juventud, tiene rodaje en esto.
Asegura León Gieco que la música es una cosa amplia, sin límites, sin fronteras, sin banderas. No hay nada que nos haga más libres que cerrar los ojos y dejarnos llevar por ella. Pruébelo. Cierre los ojos y sienta la magia… construya el puzle de “Mis lunares favoritos”, sin prisas. Me lo agradecerá.

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