La escritura perpetua

Voz dormida

'La voz dormida’ es un colosal, dolorido, esperanzador y deslumbrante poema escénico

Publicado: 25/03/2019 ·
13:02
· Actualizado: 25/03/2019 · 13:02
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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La voz dormida’ es un colosal, dolorido, esperanzador y deslumbrante poema escénico. Pero es, claro, y sobre todo, teatro. Porque la joven actriz sevillana Laura Toledo llena el escenario en este monólogo estremecedor y emocionante: con talento, con un dolor que le sale de dentro y nunca parece fingido, sino auténtico, con la expresión de sus ojos, ojos de mar, llenos de lágrimas, lágrimas de lluvia que no parecen surgir de la ficción sino de sus entrañas. Es impresionante la interpretación de Laura Toledo que, decíamos, llena el escenario del Teatro Bellas Artes de Madrid, y lo hace al estilo de las grandes y ya consagradas actrices, como Nuria Espert o Carmen Machi, con las que ella, pese a su juventud, ha competido recientemente por un premio teatral.    Pepita Patiño tiene miedo. Pero vence al miedo. “Somos como animales, el miedo nos hace listos”. Y el destino la lleva a enamorarse –“es guapo el tío”- de Paulino, apodado ‘El chaqueta negra’, líder comunista en la clandestinidad, en el exilio, y posteriormente encarcelado. Pepita puede visitarlo una vez al año en la prisión de Madrid. Ella ahorra dinero durante todo el año para viajar ese día de Córdoba a Madrid. Para esas horas. Para esos minutos. Pero después no permiten que lo vea. No tienen vínculos familiares. Entre ellos sólo hay amor. “El dinero que yo me gasté para el viaje, con lo que lo hubiera necesitado para otras cosas”. Pero Pepita y Paulino se casarán “como Dios manda” cuando ella tiene ya 42 años. Pepita nunca quiso saber nada de política. Aunque la política la persigue. “A mí el Partido no me ha traído más que desgracias”, dice. “Yo no soy del Partido, yo soy de los demás”, añade. Dulce Chacón publicó esta novela sensacional en 2002, fue libro del año, ella vivió intensamente durante aquellos meses la gloria literaria, y murió de un cáncer implacable en 2003. Dulce Chacón se fue, pero su talento aquí sigue. La Pepita Patiño auténtica la sobrevivió. Falleció hace tres años en Córdoba. Laura Toledo ha investigado profundamente la vida de Pepita antes de interpretar su personaje. Visitó la residencia en la que pasó sus últimos años. Habló con las monjas. Vio su habitación, y esa pequeña capilla, con velas encendidas, a la que Pepita, hermana y esposa de milicianos, acudía, gran creyente, todas las mañanas a rezar a Dios. A rezar con su voz dormida. n

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