La escritura perpetua

Aquel defensa

Isacio Calleja, que murió la pasada semana, con 84 años, perteneció a un tipo de futbolistas que se extingue.

Publicado: 25/03/2019 ·
12:46
· Actualizado: 25/03/2019 · 12:46
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Isacio Calleja, que murió la pasada semana, con 84 años, perteneció a un tipo de futbolistas que se extingue. Eran futbolistas que, pese a militar en lo que posteriormente se llamó la élite –Calleja jugó durante 14 temporadas en el Atlético de Madrid-, esos jugadores, decíamos, en sus años en el fútbol estudiaron una carrera universitaria o se forjaron para ejercer un oficio. Isacio Calleja era abogado. En esa misma época, final de los 60 y comienzos de los 70, Pirri se hizo médico, y José Eulogio Gárate, ‘El Ingeniero del Área’, estudió la carrera de Ingeniería. Eran futbolistas que no vivían aislados de la gente, como ocurre ahora, en urbanizaciones apartadas y elitistas, caso de ‘La Finca’, sin contacto con nadie, sino que al final del entrenamiento acudían a tomar unas tapas en los bares próximos al estadio del Manzanares o al Santiago Bernabéu. Incluso algunos compartían piso en zonas como la Avenida del Mediterráneo, lejos del centro de Madrid.      Isacio Calleja se compró un piso cerca de la Plaza de Castilla. Y, desde que se jubiló, acudía frecuentemente a desayunar a un bar de la calle Mateo Inurria, frente al edificio donde estuvo en su día el diario ‘Ya’. En ese bar le servía el café con todo afecto una veterana camarera que es seguidora pasional del Atlético. Una mañana, esa camarera le comentó: “Don Isacio, hoy he llegado tarde al trabajo para no pasar en taxi por delante de La Cuadra”. La Cuadra era el Santiago Bernabéu. Y Calleja sonreía condescendiente y le decía que había que respetar al equipo rival, y que el Bernabéu es un gran estadio. Calleja tenía familia en Punta Umbría y viajaba mucho a Huelva, en tren, siempre en asiento de ventanilla, leyendo el ABC y el Marca. En el vagón parecía un pasajero anónimo, pero Calleja fue un héroe futbolístico de primer orden, que en mayo de 1969, por ejemplo, marcó un gol al Sabadell en La Nova Creu Alta que dio un título de Liga al Atlético. Y una foto del ‘As’ inmortalizó a Calleja, madrileño de Huelva, onubense de Madrid, dando un gran salto tras marcar aquel inolvidable gol, con un brazo apuntando al cielo, casi vuelto de espaldas, con ese número tres que lució durante lustros en su camiseta rojiblanca. Isacio Calleja deja un enorme vacío emocional entre muchos aficionados al fútbol. Se fue como vivió: con absoluta elegancia.       

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