La escritura perpetua

El Mago

 En el espectáculo hay numerosos momentos de humor y se da una permanente participación del público. Hay un guión excelente, cine, y la iluminación adecuada

Publicado: 06/06/2018 ·
17:54
· Actualizado: 06/06/2018 · 17:56
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Antonio Díaz, El Mago Pop, hace lo imposible: volar. Tiene 31 años, aparenta bastantes menos, y de niño leyó un libro sobre magia que lo dejó absolutamente fascinado. De hecho, en alguna ocasión ha dicho que sorprendentemente hay más libros sobre magia que sobre Medicina. En su espectáculo ‘Nada es imposible’, que ya lo han visto más de un millón de espectadores en el teatro Rialto, de Madrid, hay una proyección cinematográfica con un niño que sueña con ser mago y alcanzar lo inalcanzable. ‘Nada es imposible’ consiste en una difícil pirueta de ilusionismo a la que sigue otra todavía más difícil. En estos grandes espectáculos de ilusionismo, la magia se convierte en la ciencia ficción del teatro. ‘Nada es imposible’ consiste en un extraordinario ejercicio de ilusionismo que aprovecha remotas tradiciones de este arte y se vale también de las nuevas tecnologías. Un espectáculo que sumerge al espectador en un universo de irrealidad que conecta con los anhelos humanos de lo inalcanzable. El Mago Pop vuela sobre el escenario. Sube y baja, se queda suspendido en el aire, levita. Al público se le muestra que no hay imanes, ni cables. Nada. Serían, en todo caso, cables invisibles. Otro imposible. 

 En el espectáculo hay numerosos momentos de humor y se da una permanente participación del público. Hay un guión excelente, cine, y la iluminación adecuada a cada momento. A los espectadores se les entrega una pulsera a la entrada. Luego hay un juego de sumar y restar entre números que dice improvisadamente la gente de la platea, y el número resultante es el que aparece en la pulsera. Antonio Díaz se declara como un decidido admirador de David Copperfield, el mago norteamericano que ha elevado al ilusionismo a la categoría de lo sublime. Pero El Mago Pop hace un espectáculo sensacional que saca al espectador de la realidad. La realidad es lo que espera fuera del teatro, con sus brillos y sus sombras. Dentro de la sala, Antonio Díaz salta de un ejercicio imposible a otro todavía más imposible. Y tiene una enorme importancia la banda sonora que acompaña a los juegos de magia. Música pop, por supuesto. ‘Nada es imposible’ es un espectáculo sensacional que vuela hacia la infancia, hacia las cosas imposibles que aparecen en los sueños, pero que sobre el escenario toman cuerpo, desde una realidad/irrealidad inquietante y deliciosa.

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