La escritura perpetua

Aquel Recre

Era una noche primaveral, con aroma ya a Semana Santa y con esa pasión con la que Huelva vive el fútbol

Publicado: 25/03/2018 ·
14:10
· Actualizado: 25/03/2018 · 14:10
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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La Plaza Niña de Huelva siempre pareció la escenografía de una obra teatral de Calderón de la Barca, con su convento, con su atmósfera antigua. A sólo unos metros de esa céntrica plaza estuvieron durante lustros las oficinas del Recreativo. Y hace 15 años, allí estaba el bar El Tranvía, donde, como ha recordado Viva Huelva, la noche del cinco de marzo de 2003 un numeroso grupo de seguidores del Decano vivió entre sorbos a botellines de cerveza Cruzcampo y con la respiración entrecortada, delante del televisor, el partido Osasuna-Recreativo, que dio el pase al Recre a la final de la Copa del Rey, la mayor gesta de su historia. 

Era una noche primaveral, con cierta aroma ya a Semana Santa, y con esa pasión con la que en Huelva se ha vivido siempre el fútbol. Aquel Recreativo, dirigido por Lucas Alcaraz, era un equipo de Primera División modesto pero con amor propio. Con cierto espíritu feroz, que a veces frenaba su limitado nivel técnico. Estaban Juan Merino, Xisco, Raúl Molina, Loren, Benítez. Y el portero era José Antonio Luque, que llegó unos años antes procedente del Sevilla, y rápidamente se convirtió en una figura emblemática en el club y en la ciudad. Aquel bravo Recre ocupó en un día de hace 15 años la portada de Deportes de los periódicos nacionales, restándole, por un día, protagonismo a los Galácticos del Real Madrid.

Ahora, el Decano vive un momento complicado y lleno de contradicciones. El Ayuntamiento onubense acaba de pagar 7,6 millones a Hacienda para posibilitar la supervivencia del club, y el equipo deambula por Segunda B, peligrosamente cerca de los puestos de descenso.

Pero ahí está el recuerdo de aquel (2-2) en El Sadar en una noche de primavera. Otros tiempos. Osasuna igualó la eliminatoria con un 2-0 en el descanso. Pero en el segundo periodo Xisco y Benítez lograron el empate a dos. Y aquellos goles tronaron en los transistores. Y el “Viva mi Recre” retumbó en la Plaza Niña, que siempre pareció una escenografía teatral.

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