La escritura perpetua

Vaya Plan

De la obra teatral se ha dicho que los diálogos recuerdan los de las películas de Woody Allen o Tarantino, pero realmente remiten a Alonso de Santos

De la obra teatral ‘El Plan’, recién estrenada en el teatro Marquina de Madrid, se ha dicho que los diálogos recuerdan los de las películas de Woody Allen o Tarantino, pero realmente remiten a las primeras obras del mejor José Luis Alonso de Santos -’La estanquera de Vallecas’- en esa atmósfera de humor triste entre parias de la Tierra. Esos diálogos construidos por Ignasi Vidal, autor y director de este montaje colosal, tienen chispa, ingenio y talento. Y contribuyen decisivamente a la atmósfera de suspense melancólico que envuelve toda la obra. 

Son tres amigos, desempleados, sin futuro, con la dignidad diariamente apaleada, que se reúnen en la casa de uno y ahí surge un plan. Son víctimas de extrarradio, lo que ahora algunos han llamado “invisibles”. Los tres trabajaban en una misma fábrica. La empresa, primero, les obligó a aceptar una bajada de sueldo. Luego, los propietarios vendieron la fábrica a una compañía extranjera. Resultado: 2.000 personas al paro. Entre otros, estos tres. “La realidad es que estamos en una sociedad que te valora según lo hinchada que tienes la cartera”, afirma uno de ellos.

‘El Plan’, una obra emocionante, decididamente conmovedora y con alma, ese alma que tanto necesita el teatro actual, circula magníficamente sostenida en una carpintería teatral estratosférica por el trayecto de la comedia amarga, hasta que el autor da un volantazo y el espectador entra repentinamente de una obra que habla de asuntos actuales, de tres tipos que ven con la cara triste el telediario presentado por María Casado, a convertirse en ‘Medea’. En una ‘Medea’ masculina. En definitiva, en una tragedia griega.

El teatro se ve, se disfruta y, pasado algún tiempo, las obras se olvidan o se recuerdan de ellas algunos matices. ‘El Plan’ es una función destinada a quedar grabada en la memoria del espectador con letras mayúsculas. Los tres protagonistas -sensacionalmente interpretados por Manu Baqueiro, Javier Navares y Chema del Barco- comen pipas y beben latas de “birra” compradas en el supermercado a 28 céntimos cada una. Pero es como si Eurípides comiera pipas mientras ojea El País. “Nos conocemos desde hace 15 años y en 15 años nada nos salió bien”, dirá uno de ellos. La vida sigue igual. Un plan inolvidable en el que, hasta entonces, Medea era un buen tipo.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN