La escritura perpetua

El dramaturgo

‘Los desiertos crecen de noche’ es un espectáculo cuidado, suave, integrado por varias obras breves de José Sanchís Sinisterra

José Sanchís Sinisterra es un clásico vivo del teatro español. Es autor de una obra, ‘Ay Carmela’, que ha quedado grabada en el inconsciente colectivo de los aficionados al teatro. Y de otras obras sensacionales como ‘El lector por horas’ y ‘Terror y miseria en el primer franquismo’. Sanchís Sinisterra es un decidido defensor del papel del dramaturgo, un duro combatiente de la defensa de la palabra en el teatro. Ha reivindicado siempre la doble naturaleza -literaria y escénica- del texto dramático. La tarde que fui a ver ‘Los desiertos crecen de noche’, su último estreno, recordé la afirmación, no hace mucho, en día desdichado, de un director de teatro que dijo: “El texto teatral en sí mismo es como una simple partitura musical. Carece de mayor valor”.

‘Los desiertos crecen de noche’ es un espectáculo cuidado, suave, integrado por varias obras breves de este dramaturgo, con música en directo para separar una pieza de otra, un espectáculo que supone una experiencia teatral sublime. Está dirigido e interpretado por Jesús Noguero, y también por Clara Sanchís, inmensa actriz dramática, hija de José Sanchís Sinisterra. En alguna ocasión, Clara Sanchís ha contado que de niña se dormía mientras escuchaba a su padre teclear en la máquina de escribir, creando alguno de esos personajes que, tiempo después, ella ha interpretado como si fueran parte de sí misma.

‘Los desiertos crecen de noche’ es una obra sobre la soledad, la incomunicación y el desamor. Son piezas con una frase final fuerte, impactante y en pico. En el espectáculo hay momentos que remiten al lenguaje del absurdo, momentos de una delicada poética abstracta. Y hay mucha reflexión sobre la palabra. Como cuando Clara Sanchís encarna a ese personaje que se lamenta ante una amiga: “Me han abandonado las palabras”. Le duele esa pérdida. Hasta que la otra chica también se va. Y Clara Sanchís dice: “TÚ, otra palabra que me abandona”. Muy buena también la pieza del director de teatro aparentemente  extraviado que confunde a los actores, Rodolfo y Ludovina, los crispa, pero finalmente llegan a un objetivo común: todos son uno solo detrás del teatro.

La noche del estreno, unos y otros recibieron una prolongada ovación. José Sanchís Sinisterra salió a saludar breve y discretamente. Siempre es colosal el reencuentro teatral con este dramaturgo. 

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