El viernes terminó en Jerez el rodaje de
La Maniobra de la Tortuga, la segunda película del director jerezano Juan Miguel del Castillo, que ha supuesto su reencuentro con Natalia de Molina (Linares, 1990). La actriz andaluza, que hace tiempo que dejó de ser una joven promesa para convertirse en uno de los nombres de referencia del cine español, repite como protagonista tras el éxito de
Techo y Comida, por la que logró el Goya (el segundo de su carrera) a la mejor actriz en 2016. Hemos hablado con ella sobre sus sensaciones tras regresar a Jerez después de siete años, una tierra a la que le guarda un cariño especial y a la que ha vuelto “muy emocionada” para este nuevo proyecto. A Jerez, al barrio de La Granja y a Juan Miguel dedicó el Goya en uno de los momentos más emocionantes de la gala de ese año.
¿Cómo ha sido volver a Jerez y ponerte de nuevo a las órdenes de Juan Miguel del Castillo tras el éxito de ‘Techo y Comida’?
–Pues muy especial. No volvía desde
Techo y Comida y fue bajar de ese tren, llegar a la estación, ver las calles de Jerez...muy nostálgico y bonito por todo lo que vivimos y ahora volver a estar con Juan con su segunda película. Estoy muy contenta de que Juan esté cumpliendo su sueño. Me emociona muchísimo. Hizo
Techo y Comida contra viento y marea. Era un rodaje muy de guerrilla. Ahora este último rodaje es un paso más. Todo el mundo está cobrando. Es el nivel siguiente y ves la seguridad que tiene. Parece que lleva cien películas y no que sea la segunda. Eso viene en la persona porque tiene las cosas clarísimas y es muy sensible. Esta es nuestra segunda experiencia juntos y no parece que han pasado tantos años. Es una cuestión que me emociona.
Con Rocío, una madre soltera y sin recursos que luchaba por salir adelante con su hijo sentiste mucha responsabilidad por estar a la altura. Recuerdo que en una entrevista durante la grabación en La Granja comentabas que te costaba incluso conciliar el sueño. ¿Cómo ha sido meterte en la piel de Cristina en ‘La Maniobra de la Tortuga’?
–Pues igual, también siento mucha responsabilidad por hacerlo lo más dignamente posible, por lo que quiere contar Juan, lo que cuenta la película. Hay muchas mujeres detrás de los personajes de Rocío y Cristina (víctima de violencia de género), y siento esa responsabilidad y esa presión. Lo estoy pasando mal por eso, mal para bien; me exijo mucho, Juan también es exigente, y quiero hacerlo lo mejor posible; lo intento, no sé si lo estaré consiguiendo o no. Somos los dos muy exigentes. Hay películas que a lo mejor requieren más intensidad, otras son más ligeras. Mi exigencia la verdad va siempre en la misma línea. Soy un poco coñazo conmigo misma. Cada vez soy más consciente de que estas cosas me pasan; soy pejiguera, perfeccionista y sufro en los rodajes, aunque ya poco a poco voy conociéndome más después de más años y más proyectos, e intento, dentro de ese compromiso con el trabajo, ser constructiva.
¿Qué ha cambiado de la Natalia de ‘Techo y Comida’ a la de ‘La Maniobra de la Tortuga'?
–Fue en 2014 y parece que fue ayer, estaba supernerviosa. Con Juan lo hablaba. Hace siete años ya.
Techo y Comida fue una película tan importante que caló tanto en la gente que la vio y que sigue haciéndolo. Sigo siendo la misma persona, pero la vida pasa, vas madurando, como mujer estás en otro punto, más madura, más fuerte también. Los trabajos me han hecho madurar, pero la base sigue siendo la misma.
¿Conocías la novela de Benito Olmo?
–No la conocía, pero Juan me habló de ella cuando estaba con el guión. La compré y me la devoré. Benito ha venido al rodaje algunos días. Es muy majo. Está muy conseguida. Hay un punto que le da Juan...lo que he visto de mis compañeros en el set, impresiona.
¿Has podido disfrutar de Jerez estas últimas semanas y volver al barrio de La Granja?
–No he podido. Entre el rodaje en el set (por la antigua Comisaría de Jerez), y en otras localidades he tenido poquito tiempo, porque ha sido todo más movido. Ha sido un rodaje intenso, de 11 horas y medio nocturno. El poco tiempo que tenía libre era para dormir.
El rodaje te ha coincidido con la promoción de ‘Operación Camarón’, muy ligado a esta provincia de Cádiz, que se estrena el próximo 25 de junio. Con ganas de que llegue a los cines, ¿no?
–¡La he disfrutado muchísimo! Había hecho alguna comedia, pero esta es otro tipo de comedia en la que participan unos cómicos que admiro muchísimo. Al principio estaba muy asustada, pensaba: ¡madre mía de esto si que no tengo ni idea! Venía justo de hacer mucho mucho drama y no sabía si iba a ser capaz. Pero estoy muy orgullosa del trabajo de la peli, que también hace falta reírse y contar historias para que la gente se anime a volver al cine. Es una película muy luminosa, con la que sales del cine con ganas de vivir.
¿Cómo viviste el confinamiento?
–Pues con mucha incertidumbre en todos los niveles. Es algo que hemos compartido toda la humanidad. Sin saber qué iba a pasar, con momentos de miedo, de relajación, de estar con una misma, de querer estar con la familia, reflexionando y consumiendo mucha cultura. Ha sido todo un poco loco. Hasta que no pasen años no seremos consciente de lo que ha supuesto.
¿Cómo fue volver a rodar en plena pandemia?
–Pues el primer rodaje rarísimo, estábamos recién salidos del confinamiento y todo el mundo tenía una sensación rara, pero luego muy bien. Se cumple con todas las medidas de seguridad; estamos hipermegaultratesteados. Al final es un poco igual que antes pero con más seguridad y con más conciencia de cuidarnos.
Has reivindicado el acento andaluz en más de una ocasión. ¿Cómo estás viviendo el auge del cine andaluz?
–Pues estoy encantadísima. Y más que se tiene que hacer y más que tiene que crecer la industria del cine en Andalucía porque hay profesionales buenísimos. Si por algo es reconocida por la historia Andalucía es por el arte que tiene. Es muy fácil rodar allí. La gente está encantada de que se ruede allí y a mí, como andaluza, me gusta que se genere una industria y que cada vez vaya a más, porque eso genera mucho trabajo para mucha gente, y a nivel económico para Andalucía es importante. Yo en Andalucía estoy comodísima, ruedo casi siempre proyectos allí, voy con los ojos cerrados.
¿Y tienes nuevos proyectos pendientes?
–Tengo cositas pero no me dejan contarlas (risas).