Este martes, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía acordó reducir de diez a seis el número de personas que pueden participar en una reunión familiar cuando éstas no conviven en el mismo domicilio.
Se produce esta medida como una más con el fin de evitar el aumento de casos de contagio de coronavirus.
Y es que, según se ha indicado por parte de nuestra administración autonómica, el ochenta por ciento de los nuevos contagios se está produciendo en el hogar y en el ámbito familiar, es decir, cuando se reúnen amigos y familiares.
Siempre he defendido que con esto del coronavirus existe una responsabilidad compartida. Tienen un peso importante las medidas que adopten las diferentes administraciones públicas en el marco de sus competencias pero, también, lo tiene el ciudadano dentro de esfera personal y social.
Me produce tremenda tristeza ver esas noticias de fiestas sin ningún tipo de medida de seguridad ni de distanciamiento social. Es cierto que son casos puntuales y que no se debe generalizar sobre una situación determinada. Pero, con la alta contagiosidad que tiene este virus, cualquier hecho aislado se puede convertir en un problema grave de salud pública en el conjunto de la sociedad.
Nos gusta quejarnos, protestar sobre las medidas que se están adoptando. Con la política está sucediendo lo mismo que con el fútbol. Al igual que todo el mundo es el seleccionador nacional que lleva dentro, se considera todo ciudadano un político al uso a la hora de opinar y dar la visión de lo que haría en lo que estamos viviendo.
Miren ustedes, no. No simplifiquemos lo que no es simple y tiene una diferente vertiente en cada día que pasa. No es tan simple como muchos creen.
Pero, sobre todo, tengamos responsabilidad social. No es solo no contraer la enfermedad, es no tenerla para no contagiar, para que no se produzca una ola de contagios de las características que nos encontramos en el mes de marzo y que nos obligó a estar en un estado de alarma en nuestro país.
Para ello los responsables públicos tienen que insistir en la concienciación social. Es necesario que se insista en ello y que, además, se adopten las medidas adecuadas para sancionar incluso a las conductas incívicas y temerarias que se produzcan.
No soy de sanciones pero, ante hechos tan graves, debemos tener un poco de control y de responsabilidad.
Ya llegará el momento de las celebraciones familiares. Estoy seguro de que pronto podremos pasar página a esta situación.
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